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26 de noviembre de 2019

Asedio de Terra 2: Los Perdidos y los Condenados (The Lost and the Damned) - Reseña (review)


Hola a todos los que nos siguen a través de esta emocionante parte del trasfondo que es el Asedio de Terra, la culminación de la Herejía de Horus. El día de hoy traemos la reseñita de la segunda novela de la saga que trata del comienzo de la invasión del mundo natal de la Humanidad, la propia Tierra. Acción, dolor, tramas intensas y mucho trasfondo interesante, bienvenidos a Los Perdidos y los Condenados.


Contexto

El malvado señor de la guerra del Imperio, el ahora Architraidor Horus, ha iniciado su asalto al sistema solar, ha luchado contra las defensas del Imperio y ganado a las fuerzas leales hasta hacerse con todo lo que rodea a la propia Terra. Ahora su mirada se posa en el Palacio Imperial, sede de poder del Imperio e icono de su ambición. Dentro de sus muros, los Primarcas leales y sus legiones se refugian para capear la tormenta y poder enfrentarse a lo que está por llegar...



La trama

-- Cuidado, SPOILER --


El Decimotercer día de Secundus (13 de febrero para los colegas) comenzó el bombardeo sobre Terra, inicialmente con un simple disparo hacia el Palacio del Emperador, apuntado contra el Sanctum Imperialis. Jaghatai Khan (primarca de los Cicatrices Blancas), Sanguinius (primarca de los Ángeles Sangrientos) y Rogal Dorn (primarca de los Puños Imperiales) observan y meditan, viendo como Horus muestra con arrogancia, que comienza su asalto a Terra con ese disparo desafiante que detona antes de atravesar las capas superiores de la atmósfera gracias a las baterías defensivas y el Aegis del Palacio. Decenas de miles de naves traidoras pueblan la órbita de Terra, como nunca antes se ha hecho desde el inicio de la Gran Cruzada. Y entonces comienza el auténtico bombardeo, que iluminó el cielo cuando los escudos de vacío del Palacio Imperial empezaron a detonar los macroproyectiles en los cielos, formando unas auroras de extraños colores.

Se abre una pausa y se nos muestra a dos agentes Legión Alfa que van al palacio entre las masas de soldados que están siendo enviados allí en trenes; el planeta está en guerra total, todo el mundo es soldado ahora. La acción cambia y se nos habla de Katsuhiro y otros personajes, siendo una amalgama heterogénea de soldados (descrito de forma parecida a la introducción de la película Enemigo a las puertas, ver a partir de minuto 9), llegando en tren y desplegándolos desde el Palacio en zonas diversas. Se nos relatan las andanzas de los masificados "mentones verdes" (los reclutas imperiales, los actuales escudos blancos de la guardia imperial) y como el incesante bombardeo resuena estruendosamente, concentrándose sobre los Escudos de vacío del Palacio, llamado Aegis del Palacio. Dorn da un discurso, muy interesante por la humildad del mismo, de como todo esto es por la Humanidad y su futuro, etc. Hay reunión de primarcas, donde Sanguinius y Dorn discuten sobre el por qué se retiró parte de la flota y la Falange cuando la Guerra Solar llegó a la Luna, y se desvela que es por si Terra cae, para ayudar a que el Emperador pueda huir. La flota de Horus podría destruir la Tierra si quisiera, pero el objetivo es el Emperador. Los Guerreros de Hierro aún no han llegado a Terra, como tampoco Mortarion y sus guerreros, y deben hacerlo para empezar el asedio, de ahí el bombardeo.

Se habla de Lion y Leman Russ, el primero volviendo a Terra mientras destruye los mundos natales de los traidores, como Barbarus (aunque sabemos lo que le espera al volver a casa...), y el segundo mantenido a raya sin posibilidad de luchar en Terra por remanentes traidores. Dorn recuerda haber matado a Alfarius en Plutón (supongo que en la novela de Pretorianos de Dorn que algún día leeré). La Guardia de la Muerte también está por llegar al Sistema Solar, solo que se retrasa (ciertas cosas infecciosas y muy de Nurgle), Konrad Curze, primarca de los Amos de la Noche, ha muerto pero sus soldados están con Horus bombardeando el Palacio. Magnus el Rojo está también con Horus, y Lorgar y la mayor parte de su legión no parecen estar presentes (por lo que pasó en Slaves to darkness). En este punto Dorn ya empieza a llamar a Horus, "el Architraidor".

Hablan de que Vulkan vive, como desvela Malcador, y está ayudando al Emperador en las mazmorras del palacio con el problema de la Telaraña, y relatan del gran plan del Emperador, de cómo así se librarían de los enemigos del Inmaterium que ahora quieren destruirles. Constantin Valdor, líder de los Custodios del Emperador, les cuenta de cómo acabó todo en fracaso por culpa de la arrogancia de Magnus, y que ahora la guerra en Terra está en dos frentes. Vulkan hace guardia para ayudar, en solitario, al Emperador. Muchísimos Custodios murieron defendiendo la entrada a la telaraña para que el Emperador pudiera cerrar la puerta, pero han fracasado, y ahora el señor de la Humanidad está atrapado en el Trono Dorado, luchando para que los demonios no entren por esa vía en Terra. Entonces resuenan las alarmas del strategium... ha llegado la Guardia de la Muerte al Sistema Solar.

La acción nos lleva ahora al Espíritu Vengativo, la nave insignia de los Hijos de Horus, nave profanada ya por el Caos y donde empiezan a manifestarse los efectos de la Disformidad. Abaddon camina hacia los aposentos de Horus, que ahora está rodeado de energías de los cuatro dioses del Caos y se sienta en un trono dentro de un templo disforme en el corazón de la nave; se supone que desde ahí lucha en el plano etéreo contra el Emperador, como vimos en la reseña de la Guerra Solar. Abaddon considera que tanta hechicería y pantomimas son una debilidad, que el primarca Horus ha perdido parte de su esencia, y el "veneno" de los Portadores de la Palabra, con sus rituales y acciones, no hace más que acrecentar el rechazo que está creciendo en Abaddon, sobre todo por Zardu Layak. Horus está demacrado, cambiado, sus dientes ahora acaban en puntas afiladas y tiene una apariencia mortecina.


Pasamos a centrarnos entonces en Horus, rememorando su pasado a través de la disformidad... acompañado de cuatro camaradas cuando llega a Terra tiempo ha (que son la representación  de los 4 Dioses del Caos, cada uno con sus características más llamativas), hasta que ve a su padre, el Emperador, en el momento en que le saluda y le hace proclamar su lealtad al Imperio. Es entonces cuando en el propio recuerdo Horus asalta al Emperador. Es una escena interesante, ya que de repente el recuerdo se paraliza, y el Emperador se gira hacia Horus, y le increpa: "No tienes suficiente con perseguirme a través del Inmaterium, si no que ahora me persigues a través del tiempo y los recuerdos.".  Tras un breve rifirafe mental donde el Emperador logra eludirle, Horus vuelve a la realidad, y Abaddon le reprocha, preocupado, que están perdiendo el tiempo esperando, cuando podrían estar ya asaltando Terra. En ese momento se les avisa que la Guardia de la Muerte está de camino.

Tras todo esto, volvemos con Katsuhiro, el recluta, que nos muestra la cantidad de muros que pasan hasta el frente, que son tan altos como laderas de montaña, las trincheras exteriores donde se agolpan los nuevos, así como el bombardeo y contrabombardeo que les está dejando prácticamente sordos a todos. Los soldados se abren paso hasta las trincheras más exteriores, de apenas dos metros de profundidad. En este momento es destacado saber que es invierno, hace mucho frío y nieva. Les llevan hasta lo que se conoce como Bastión 16, donde hablan de como funciona el Aegis, el mar de Escudos de vacío que protege el Palacio del Emperador, y que puede durar meses aguantando el castigo de las naves traidoras.  Saben que son  carne de cañón para servir de estorbo al enemigo, es duro entender eso, pero así es...

En el espacio, el día 24 de febrero, se reúne el Mournival y una gran cantidad de generales de las fuerzas traidoras en los aposentos de Horus. Abaddon sigue mostrando su enfado por la espera, está harto de esperar a que las fuerzas del señor de la guerra se reúnan, y ya está siendo un problema: Angron está atacando a todo lo que se le acerca, Fulgrim no para de provocar a Angron, y no le gusta que todo esté tan contaminado por la disformidad... genera Caos, y les impide atacar de forma organizada. Surge un debate de generales, todos aparecen menos Mortarion, que no responde a las comunicaciones y Angron, que desea ser el primero en bajar al planeta, es acallado por Perturabo, que le da una curita de humildad y les recuerda a todos que de no ser por él ni Angron ni Fulgrim estarían ahí, y que las defensas del Palacio les masacraría en un ataque no coordinado. Perturabo, señor de los Guerreros de Hierro, relata el plan y los patrones usados para el ataque, y como el Aegis del Palacio Imperial es prácticamente imposible de destruir desde fuera, a menos que se destruya el propio planeta por como está creado, y que nada que atraviese a más de 150 km/h los escudos podría sobrevivir ya que sería desintegrado a nivel molecular y dispersado por la disformidad. Se habla de como van a hacer para desembarcar, y como intentarán frenarles.

Angron, pese a todo, desea bajar cuanto antes, pero Magnus, Primarca de los Mil Hijos, le previene de que ningún ser disforme, como ahora son él, Fulgrim o el propio Magnus, pueden poner un pie en Terra y perdurar, ya que el poder del Emperador les haría pedazos al instante... necesitan soltar a los perdidos y los condenados, los mortales normales de la flota traidora sobre Terra, para que asesinen y sean asesinados, así se debilitará el poder del Emperador en la Disformidad, y se podrá contar con aliados demoníacos para debilitar el Aegis y a las fuerzas terrestres. Mientras todo esto se lleva a cabo se nos dan pinceladas del Mechanicum en Terra: Sanguinius es enviado en representación de Dorn a ver a Zagreus Kane, fabricador general del Mechanicum leal en Terra, donde se encarga de la reparación de los últimos reductos de la Legio Solaria y su titán Warlord líder, el Luxor Invictoria, superviviente de las batallas en el clúster Garmon, aunque su princeps haya sido asesinada en batalla. Hay tensión pero la hora del juicio final se aproxima. La Guardia de la Muerte se reúne con el resto de la flota traidora finalmente, y Horus ordena que sean los guerreros de la Guardia de la Muerte de Mortarion quienes primero pongan un pie en Terra, de entre todas las Legiones Traidoras. Esto enfurece a Angron de sobremanera, provocando un pequeño caos en su nave, el Conquistador, donde parte de la Legión piensa desobedecer las órdenes y lanzarse al asalto. Angron, encolerizado, los despedaza junto a Khârn al grito de "ladrones" y "usurpadores de gloria". De vuelta a Terra, los combates aéreos y terrestres están recrudeciéndose: los reclutas luchan contra hordas de engendros del Caos y los cazas imperiales intentan frenar a los bombarderos traidores que atacan los generadores de escudos.

Pasan las semanas y el frío invernal pasa a ser una lluvia tóxica por los restos de las detonaciones, fuegos y cadáveres calcinados que rodean el palacio. El siguiente paso de la invasión da comienzo: las naves arca del Mechanicum Oscuro empiezan a descender para ser los bastiones desde los que llevar a cabo el asedio, no sin sufrir un duro castigo por parte de las defensas del Palacio, pero ahora ya las fuerzas del señor de la guerra tienen una punta de lanza protegida por escudos de vacío para hacer frente a las fuerzas del muro; aunque un oscuro secreto se urde en el interior, 8 arcas, cada una en un punto del palacio han bajado para llevar a cabo un ritual que permita a los aliados del Inmaterium abrirse paso, ya que los Primarcas demonio no pueden pisar el suelo de Terra porque el poder del Emperador les desintegraría al instante. Entretanto, Sanguinius, que no puede quedar impasible viendo con las fuerzas de reclutas de las defensas externas luchan contra el enemigo, baja con una delegación y recorre las trincheras subiéndoles el ánimo y reforzando las convicciones de los soldados imperiales.


Tras este breve viaje fuera de los muros, volvemos a Katsuhiro, que junto a un veterano proveniente de la subcolmena, son convencidos por los agentes de la Legión Alfa para investigar los túneles de suministros por si "hay traidores o infiltrados". Tras revisar las bases de las murallas del palacio, retornan al frente, donde los Cicatrices Blancas han lanzado una ofensiva feroz contra los puestos del Mechanicum a bordo de sus motos gravíticas. Jaghatai graba con sus sistemas el despliegue de las fuerzas enemigas; en su incursión varias bombas electromagnéticas le alcanzan y tiran su moto al suelo, quedando atrapado en zona de guerra enemiga. Sanguinius siente que sin su intervención el primarca de los Cicatrices caerá, y prepara a sus fuerzas para salvarle pero llega la Guardia de Muerte: decenas de cápsulas caen por doquier sobre la zona de guerra entre las líneas exteriores del palacio y los bastiones del Mechanicum, previo bombardeo de gases tóxicos. Los reclutas corren a ponerse las mascarillas antigas pero muchos caen asfixiados ante el hediondo ataque; y los Guerreros de Plaga de la Guardia de la Muerte surgen de sus cápsulas, asesinando a fuerzas imperiales a tiros de bólter. Jaghatai se va abriendo paso hacia el palacio, pero la hueste de hordas traidoras y marines malditos de Nurgle se interponen en su camino, como una hueste de zombis dementes. Raja y saja a todo el que se cruza con él hasta que un puñal de plaga logra dañarle, incrustada en la junta de una de sus piernas y haciendo que se vaya debilitando. Cuando parece que va a ser ejecutado finalmente, sus Ordu acuden en motos, sacrificándose por su señor y ganando tiempo para que la ayuda llegue. La situación se vuelve desesperada, pero los guerreros del Ángel, Sanguinius, acuden finalmente en el momento más duro en ayuda de Jaghatai y sus fuerzas. No sin pagar un coste en vidas, logran hacer retroceder a los guerreros de plaga y retirarse de forma ordenada a las líneas imperiales. Jaghatai se arranca el cuchillo maldito de la pierna y su metabolismo de primarca empieza a sanarle. Se queda perplejo al ver que al atravesar los muros el arma chirría y se desintegra. Todos los soldados retroceden de vuelta a las trincheras y Katsuhiro se encuentra al guerrero de la subcolmena muerto con un tiro láser dado por su espalda... algo no huele bien.


Entre las fuerzas traidoras, sigue el caos en el Conquistador ya que la furia de Angron no logra contenerse y ha aniquilado a casi todos los humanos de las bodegas de la nave, ya que ha sido encerrado ahí, pero no será pasa siempre. Se negocia con los Amos de la Noche para que lo contengan en su prisión para primarcas y así ganar algo de tiempo, aunque Khârn, que debe hacerse cargo de esto, está cada vez menos centrado. Perturabo por fin llega a la órbita, reuniéndose con Horus para trazar el plan de la invasión, la piezas están empezando a moverse. El bombardeo cesa y en Terra aparece una cara demoníaca en los cielos, la cara de Zardu Layak, el Apóstol Carmesí, que increpa a los habitantes de Terra que el Emperador quiere usarles para convertirse en Dios; también que si renuncian a él podrán salvarse porque sus nuevos patrones son benevolentes, y que, en caso de rechazar la oferta, solo la muerte les espera, y que su alma será devorada en la disformidad. El capitán Raldorón, héroe de los Ángeles Sangrientos, responde a la provocación abriendo un canal de comunicación con toda Terra y lanzando un discurso de lealtad, haciendo un juramento por el Emperador al que todos se suman. En los parapetos traidores, las máquinas de asedio empiezan a avanzar y Dorn abre un canal con todos los puestos de Terra dando un escueto mensaje: "La hora de los discursos ha acabado, el enemigo ya viene. ¡Matadlos a todos!"

El asalto a los muros comienza, las fuerzas del Ordo Reductor traidoras liberan sus armas de máxima potencia antiescudos y, con unos rayos infernales, desestabilizan los escudos exteriores del Aegis. Unas gigantescas torres de asedio gravíticas (como monolitos necrones muy grandes y altos, y cubiertos de escudos de vacío) avanzan pesadamente hacia los muros. Las armas del Palacio se centran en ellas y logran destruir dos de las tres que están llegando a los muros, pero ese no es el único problema de los leales... Desde los cielos, los Amos de la Noche, bajo el mando de Gendor Skraivok, comienzan su asalto sobre los muros con decenas de rapaxes, que ya empiezan a estar transformados por el Caos. Armado con una espada demoníaca, se cree un dios. Sus fuerzas logran eludir los disparos de las armas de las murallas y desembarcar hasta fuerzas de Exterminadores del Atramentar. Los defensores, dispersos y con enemigos por doquier, no pueden detenerles fácilmente.

Los Ángeles Sangrientos, con Raldoron al frente, conforman poco a poco una suerte de defensa que se va quebrando lentamente, pero gracias a unas astutas argucias logran romper el avance de los Amos de la Noche. Estos van cayendo paulatinamente ante el fuego bólter y la justa furia de los hijos de Sanguinius. Skraivok, envalentonado, reta a Raldorón, ya que cree que su espada demoníaca le dará la victoria, pero poco tarda en percatarse que ese poder no tiene efecto gracias al poder del Emperador, que repele a los demonios de los límites del Palacio, y finalmente, malherido y completamente derrotado por Raldoron, se arroja desde las murallas y se despeña contra las rocas exteriores; los Amos de la Noche han sido derrotados. La victoria, a su pesar, es efímera, una de las torres de asedio de las fuerzas traidoras llega a la muralla y su puente se despliega sobre los muros, disponiendo un camino para que la Guardia de la Muerte de su interior pueda asaltar los muros.

"Raldorón contra Gendor Skraivok"

En el exterior, las fuerzas imperiales, entre las que se encuentra nuestro recluta favorito, Katsuhiro, están ya casi sobrepasadas por completo. No pueden hacer frente a las fuerzas traidoras, que ya les superan ampliamente en número. Los esbirros de la Legión Alfa se sacrifican para detonar uno de los bastiones de defensa, y así consiguen que las defensas exteriores caigan sistemáticamente, aunque lo peor está por llegar: los Devoradores de Mundos empiezan a desplegarse por todos lados en cápsulas de desembarco y Angron, el primarca demonio, ha caído de los cielos sobre Terra. Ahora la carnicería comienza y toda fuerza imperial exterior se bate en retirada; los tanques leales restantes intentan detener, sin éxito, a las huestes de traidores y mutantes para ganar tiempo y que la infantería llegue a los muros. Angron va forjando una senda de destrucción cuando las puertas de la muralla empiezan a abrirse y las tropas imperiales se abalanzan a la seguridad interior. Katsuhiro no puede creerse su propia suerte cuando pasa por entre las piernas de un Puño Imperial de las puertas y por fin dedica un segundo a mira hacia atrás, viendo al monstruoso primarca demonio que les perseguía. Gritando de rabia, Angron está llegando a las puertas mientras centenares de proyectiles le impactan, sin demasiados efectos. Algo le impide alcanzar finalmente su objetivo, una especie de escudo invisible le impide pasar. El Emperador protege, su poder psíquico no deja que los demonios entrn en el área de palacio todavía. Aparece Sanguinius en las murallas, que se suma a sus Ángeles Sangrientos en la defensa contra la torre de asedio y da la orden: "¡Adelante, gran Madre!".

Los últimos titanes de la Legio Solaria, con el titán Warlord Luxor Invictoria al frente, salen del Palacio y descargan toda la potencia de sus armas sobre los traidores mientras los cañones volcán del Luxor destruye la descomunal torre de asedio, que detona de forma espectacular bajo la constante lluvia de sangre. "No moriré hoy, hijos míos" reza Sanguinius mientras él y sus guerreros acaban con las fuerzas traidoras sobre los muros del palacio. Los titanes se retiran de vuelta al interior, y las almenas son defendidas contra los dementes berserker de los Devoradores de Mundos que logran llegar a ellas en cápsulas. La lucha es demencial, pero de momento, las defensas aguantan.

Katsuhiro lamenta la retirada ante uno de los Puños Imperiales a medida que las puertas se cierra de nuevo, pero este le dice que da igual, todos son iguales, todo han luchado por el Emperador. Los médicos empiezan a atender a los heridos, entre ellos nuestro recluta, que ve entre la multitud a uno de los infiltrados de la Legión Alfa. Empieza a gritar que un traidor se ha colado con ellos y el médico, pensando que es presa del delirio, le adormece con drogas mientras el agente de la Legión Alfa se mezcla entre la multitud sonriendo...

En el espacio, en el Espíritu Vengativo, el espíritu de Horus se halla en la disformidad mellando el poder del Emperador mientras un enfadado Abaddon hace guardia junto a Layak. Abaddon ya no disimula su rechazo por ver a su primarca estar al servicio del Caos y hablando con Layak, este comenta que en caso de que caiga antes de derrotar al Emperador, otro debería ocupar su lugar. El asalto al palacio ha dado sus primeros pasos pero esta lucha está lejos de acabar...

Opinión

Debo dar la enhorabuena, en esta ocasión, a Guy Haley por este libro que, aunque lo he leído en inglés, ha resultado hacerse una lectura amena, entretenida y, en ocasiones, fascinante. 400 páginas de libro que ofrece mucho: trasfondo, interconexión, coherencia y finalización de tramas, momentos épicos, sensación de ansiedad de la fuerzas imperiales ante lo que está por llegar y cómo logran afrontar los problemas que supone saber que todo en lo que creían parece derrumbarse poco a poco. Se nota el esfuerzo y dedicación dados al libro, que posee decenas de tramas paralelas que recorren los sucesos de este épico momento del universo de Warhammer 40k.

Posee escenas dignas de grandes películas y debates interesantes de ese universo no tan oscuro del 30k, que poco a poco va degenerándose en lo que posteriormente conocemos como 40k. Es destacable la cantidad de personajes principales que aparecen y como todos tienen ocasión de brillas en un punto u otro. Es una lectura recomendada, y en mi opinión, bastante mejor que lo que ya vimos en la Guerra Solar (que está bastante resumida ya que puede dar para una campaña propia).

Los perdidos y los condenados se centra mucho en las interacciones de los hombres y mujeres de a pie con esta guerra descomunal que ha llamado a su puerta, llena de desesperanza, entre dos bandos, uno leal al imperio y el otro cargado de elementos dementes y cargados de resentimiento contra un imperio humano que les ha dado de lado: mutantes, escoria de la sociedad, etc. Es cierto que la trama del libro puede resumirse en "Las fuerzas traidoras llegan a Terra, bombardean el palacio y desembarcan fuerzas" y nos quedamos igual, pero esta clase de libros lo que pretende es dotar de fondo y riqueza a ese momento, es cierto que GW quiere estrujar esta gallina hasta que le saque todo el oro posible, pero también es cierto que logra hacerlo de una forma bastante satisfactoria.

Bueno, ahora a esperar al tercer libro, el Muro Exterior (The First Wall).

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3 comentarios:

  1. Me encanta la reseña. Muy bien resumida y con cabos medio sueltos (como lo del infiltrado) que espero conocer más adelante.

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    Respuestas
    1. Ey Orki, ¿qué pasa, colega? Pues la verdad que se nota la diferencia en las reseñas de cuando las leo a cuando las oigo. Hacer esta me llevó 1 mes casi, jajajaja. Mucha información.

      Me alegro que te haya gustado, a medida que más libros pasen por estas manitas iré recopilando reseñitas y detallando los sucesos.

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  2. Buena reseña.como me gustaría que saliera ya en español y meter mano a los libros del asedio de terra 😍😍

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