Muy buenas lectores nuestros de Profanus40k, bienvenidos a otra entrada de la nueva serie de trabajos en los que nos hallamos involucrados, que nos traen trasfondo no traducido de los personajes más infames (y molones) de los Marines Espaciales del Caos. Hoy le ha tocado a un miembro reconocido de la Legión Traidora de los Devoradores de Mundos: Khârn el Traidor.
Material traducido 100% por Profanus40k
Khârn el Traidor es el más poderoso de los campeones mortales de Khorne. Superado solamente por su Primarca Demonio Angron en barbarie y sed de sangre, Khârn ha llevado una vida de asesinatos y traición, derramando sangre y recolectando cráneos para su dios patrón en un número ya incontable. En batalla, Khârn se halla siempre donde la batalla es más encarnizada, con su pesada hacha, Destripadora, alzándose y cayendo mientras cercena cabezas y reclama cráneos. Khârn solo vive para la batalla y para llevar la muerte a todo aquel al alcance de su hacha, ya sea amigo o enemigo.
Si Khârn solo lucha para mayor gloria del Dios de la Sangre o por sí mismo, con los interminable días de matanzas ahogando las voces atormentadas de su mente, es algo que solo él sabe. Sin embargo, lo cierto es que pocas personas han podido observar al Traidor y han sobrevivido para contarlo.
"Solo un necio cree que Khârn es un bestia descerebrado o un perro rabioso. Bajo ese yelmo cubierto de sangre se esconde una inteligencia y astucia que le convierten en un asesino nato. Creedme cuando os digo que hay más oscuros propósitos en su locura."
- Abaddon el Saqueador
UN CAMINO SANGRIENTO
La leyenda de Khârn comenzó miles de años atrás, durante la Gran Cruzada del Emperador. Incluso por aquel entonces, el joven Marine Espacial se había labrado una reputación como comandante competente y guerrero implacable dentro de la Legión de los Perros de Guerra, la precursora de los Devoradores de Mundos. Como capitán de la 8ª Compañía, Khârn fue adquiriendo gloria personal a medida que los Perros de Guerra conquistaban sistemas planetarios en nombre del Emperador. Sin embargo, no fue hasta que la Legión se reunió con su Primarca que el verdadero ascenso al poder de Khârn se produjo, así como dio comienzo su condena.
Cuando los Perros de Guerra descubrieron a Angron se regocijaron por haberse reunido con su Primarca, arrodillándose ante él y ofreciéndole el liderazgo de la Legión. Para su consternación, Angron, que por aquel entonces tenía escaso interés en la Cruzada o el Imperio, les dio la espalda. Al final, la Legión teleportó a Angron por la fuerza a su barcaza de guerra, encerrándole en la bodega de carga. Convencidos de poder convencer a su Primarca, los capitanes y comandantes de los Perros de Guerra se adentraron en la bodega para intentarlo. Uno tras otro fueron asesinados por Angron, hasta que Khârn, como uno de los oficiales restantes de su rango, fue el único lo suficientemente valiente como para hacer frente al gigante homicida. Khârn avanzó por las cámaras cubiertas con la sangre de sus hermanos, calmado y compungido, sin vacilar siquiera cuando la sombra de Angron se alzó desde encima del montón de cadáveres con servoarmadura sobre el que estaba sentado.
Angron atacó a Khârn igual que había hecho con los anteriores, tirándole contra el suelo y bombardeándole con golpes furiosos. Khârn no se defendió, manteniendo el control mientras sus instintos le aullaban que luchara. Finalmente, fue esta calma valerosa lo que hizo que se ganara el respeto de Angron, y lo que le permitió convencer al Primarca de que el mando de una Legión no era un collar se ataría alrededor de su cuello, si no un manto de poder que recaería sobre sus poderosos hombros; un poder que le daría libertad para caminar por las estrellas en una eternidad de glorioso derramamiento de sangre.
Así fue como Khârn se convirtió en el protegido de Angron, su mano derecha y consejero del Primarca de los Perros de Guerra. Fue por aquel entonces también que los Perros de Guerra pasaron a ser conocidos como Devoradores de Mundos; su salvajismo y ansia de batalla fueron el fin de muchas civilizaciones. A la sombra de Angron Khârn empezó a cambiar, volviéndose más agresivo e inestable, con esas facetas suyas que había logrado mantener bajo control saliendo a la superficie. Los Clavos del Carnicero (o Garras del Carnicero) usados por Angron, implantes cerebrales para aumentar la agresividad, solo aceleraron la caída de Khârn en la locura. Perdidos en su ansia de combate, Khârn y sus hermanos fueron presa fácil para los Dioses Oscuros, y fueron de los primeros en estar junto a Horus en su guerra contra el Emperador.
Khârn luchó con renovada furia durante la Herejía, encontrando al fin un rival digno de sus habilidades en los Marines Espaciales que habían permanecido leales. Parecía que Khorne tenía un plan para el Capitán de los Devoradores de Mundos, y cada ensangrentada batalla acercaba a Khârn más a su total servidumbre al Dios de la Sangre.
En Istvaan III, cuando los Hijos de Horus, la Guardia de Muerte, los Hijos del Emperador y los Devoradores de Mundos se lanzaron contra las filas de los leales al Emperador, Khârn rajaba a cualquiera que se negara a inclinarse ante el Señor de la Guerra. Durante la refriega Khârn recibió una horrenda herida tras ser arrojado contra los dientes de una pala excavadora de un tanque. Sin que fuera la primera vez, Khârn fue abandonado por sus enemigos a su suerte, para morir. Sin embargo, Khârn probó su resistencia y el favor de Khorne cuando volvió a la vida. Fue durante la Herejía también que recibiría su arma distintiva, Destripadora, una de las hachas parejas del propio Angron. El Primarca había descartado el arma cuando rompió sus dientes de dragón de mica al usarla para cavar en la roca. Sin estar dispuesto a ver un arma tan preciada desaparecer en las mareas de la guerra, Khârn la reparó y la ha portado desde entonces.
Khârn estuvo presenta también cuando Horus sitió Terra. Fue el primero de su Legión en atravesar la brecha de los muros del Palacio del Emperador y reclamó más cráneos que nadie para Khorne. Fue durante dicho asedio que Khârn acabó siendo asesinado de nuevo, rodeado por una montaña de cadáveres leales. Cuando Horus murió y los traidores fueron derrotados, sus hermanos lo llevaron de vuelta a las naves de su Legión, llevando su cuerpo con ellos en su huida hacia el Ojo del Terror.
Durante mucho tiempo Khârn permaneció inconsciente y al borde de la muerte en la barcaza de los Devoradores de Mundos, mientras los capitanes de la Legión discutían acerca del liderazgo. Solo cuando un capitán acabó matando a otro, discutiendo sobre el cuerpo de Khârn, volvió este a la vida, reviviendo gracias a la sangre derramada sobre su carne.
Muchos pensaron en Khârn para dirigir a los Devoradores de Mundos, ahora que Angron había ascendido a la demonicidad, rechazando una vez más a su Legión. Lo primero que necesitaban los Devoradores del Mundos era un hogar en el Ojo del Terror, un lugar donde reconstruir su fuerza y contraatacar a su odiado Imperio. Tal búsqueda les llevaría al mundo demoníaco de Skalathrax. Un lugar maldito que antaño estuviera habitado por Eldar antes de la Caída, también codiciado por los Hijos del Emperador, que ansiaban las joyas espirituales alienígenas para su depravado dios. No pasó mucho antes de que ambas LEgiones se enzarzaran en un sangriento y amargo conflicto por el control del mundo, con Khârn en medio de todo el combate. Sin embargo, la presencia de las Legiones había quebrado el antiguo equilibro de Skalathrax y, mientras combatía, un frío antinatural se extendió por doquier desde el vacío. Cuando los Devoradores de Mundo se refugiaron de las tormentas heladas del frente, Khârn se volvió sobre ellos, disgustado por tal cobardía. Usando un lanzallamas para arrasar los refugios, Khârn provocó un incendio descontrolado y se lanzó por el planeta matando con furia similar a Devoradores de Mundo e Hijos del Emperador. Por tales acciones Khârn se ganaría el título de "Traidor"; y tras ello, su destrozada Legión jamás volvería a combatir como una sola.
"Por el Emperador. ¿Un solo hombre ha sido capaz de todo esto?"
- Vizconde Hurlon, al descubrir la masacre de Khârn; 12.000 habitantes muertos en la Espiral Espejada de Vorlanthus IV
SANGRE PARA EL DIOS DE LA SANGRE
Tras lo ocurrido en Skalathrax, los Devoradores de Mundos se dispersaron en pequeñas bandas de guerra y el propio Khârn desapareció en el Ojo del Terror para buscar nuevos enemigos a los que matar en nombre de su dios. Durante este periodo, Khârn el Traidor destacaría por entre los demás campeones de Khorne, sin que ningún otro se acercara siquiera a su cuenta de muertes. Se rumorea en la Disformidad del Ojo del Terror que hay una montaña de cráneos que se alza al lado del Trono de Khorne con solo los cráneos ofrecidos por él; una pila que no para de crecer día tras día. Aunque Khorne aprecia todas las variantes de asesinato y violencia, ninguna es tan apreciada por él como la que se sucede en el combate cuerpo a cuerpo, donde las habilidades del guerrero son puestas a prueba, sin la lacra de la tecnología avanzada o las triquiñuelas psíquicas. En esta forma Khârn es ejemplar a los ojos de Khorne: casi todas sus muertes son provocadas por Destripadora, con su armadura bañándose en sangre mientras sus cabezas son cercenadas de sus cuerpos.
En ocasiones Khârn ha recurrido a otros medios para matar, como en las factorías de Ulsa durante la Guerra Sangrienta, cuando Destripadora quedó atascada en el casco de una máquina de guerra del Mechanicum y su pistola de plasma dejó de esta operativa debido al excesivo uso. El Traidor empleó las piezas afiladas y las duras superficies del factorum para sus propios y sangrientos propósitos, empalando a guardias imperiales que gritaban sobre los dientes de engranajes o despellejando sus caras con las aullantes cintas transportadoras de piezas. Tal fue la carnicería que el propio manufactorum se detuvo, con sus máquinas atascadas con los restos de más de mil cadáveres pulverizados.
Khârn se ha labrado a pulso una merecida reputación por ser el primero en adentrarse en la refriega y ser el último en abandonarla, reflejando en estás lo sucedido durante el asedio al Palacio del Emperador. Durante el caos y carnicería provocados por la Séptima Cruzada Negra, Khârn fue el primero en abordar el Crucero de Ataque de los Ángeles Sangrientos, Lágrima de Sangre, aplastándolo todo en su camino hacia los cierras de vacío cuando su propia nave se incrustó en el casco de esta. Durante unos sangrientos minutos, el Traidor luchó en solitario contra una decena de Exterminadores Ángeles Sangrientos; después el resto de su partida de guerra se abalanzó sobre el crucero de los Marines Espaciales. Khârn fue también el último en partir tras convertir el Lágrima de Sangre en un osario de cadáveres y fuego, volviendo a su propio crucero y ordenando a sus capitanes que abandonaran el lugar a tiros.
En su larga vida como sirviente del Dios de la Sangre, Khârn ha recorrido lo largo y ancho de la galaxia, manchado decenas de miles de mundos con los carmesíes honores ofrecidos a su sanguinario amo. Aunque el Traidor anhela la destrucción del Imperio, una obsesión que el propio Abaddon ha empleado alguna vez para conseguir que formara parte de sus ejércitos, es el mero hecho de recolectar cráneos lo que motiva de verdad a Khârn. Las humanas son las más deseables, pero la de cualquier oponente potencial es apta a los ojos de Khorne. Khârn ha arrebatado la vida a casi todo tipo de humanos, aliens y demonios que surcan las estrellas o moran bajo ellas. Tiranos de Enjambre Tiránidos, Líderes Necrones, Autarcas Eldar y Kaudillos Orkos han probado los dientes de Destripadora. Khârn sabe que a Khorne le preocupa poco de donde brota la sangre, solo está interesado en que esta fluya.
Es muy valeroso de algunos señores de la guerra el que soliciten la ayuda de Khârn, pues tratar con el Traidor es una mezcla de locura y desesperación a partes iguales. Los aliados de Khârn nunca pueden estar seguros de que este no se volverá en su contra, sobre todo si el enemigo no se muestra digno de su hacha o si se produce una falta de adversarios en las inmediaciones. Más de una partida de guerra de Renegados del Caos ha seguido a sus enemigos a la tumba, pues Khârn les ha decapitado salvajemente a todos ellos cuando se quedó sin enemigos a los que matar. Los únicos guerreros que combaten codo con codo con Khârn son otros Devoradores de Mundos, los Berserkers de Khorne que siguen al Traidor debido a los relatos de sus sangrientas hazañas. Estos carniceros dementes viven solo para la masacre y el asesinato, pues basan su vida en el servicio al Dios de la Sangre. Si se diera el caso de que Khorne pidiera su propio cráneo, estos se lo darían sin dudar, ofreciendo sus cuellos desnudos mientras vociferan su nombre.
Se especula que Khârn ha matado a más miembros de la Legión de los Devoradores de Mundos que todos sus enemigos juntos. Khârn el Traidor jamás dejará de matar. Ya sea por la locura sangrienta que le enseñó Angron durante la Herejía de Horus o la mancha que ha corrompido su alma desde que Khorne posó la mirada sobre él, la mente de Khârn arde con una rabia infinita. Mientras él respire seguirá ofreciendo vidas al Dios de la Sangre, hasta que finalmente ofrezca la suya propia.
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REGLAS EN WARHAMMER PROFANUS
Estas son las reglas que se pueden emplear para Khârn el Traidor en esta primera edición de Warhammer Profanus. Podéis encontrar más información en nuestra entrada del III Torneo Profanus.
EQUIPO Y ARMAS AL DETALLE
Esta sección está en proceso, en futuros días saldrá.
Muchas gracias por el aporte, Marauder!
ResponderEliminarUno de los personajes más bestias del 40K, que con tal de honrar a Khorne no distingue amigo de enemigo... sólo le vale recolectar cráneos y derramar sangre
Y para mí, quitando la parte que sacaron en el Odio del Traidor, un personaje de gran carisma
EliminarFlaco favor le hicieron a uno de los personajes más carismáticos del warhammer 40000
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