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12 de noviembre de 2015

Colaboración - Relato para Goblin Panzudo 16 (Fanhammer)



Muy buenas a todos los que habitualmente nos leen. Hoy traemos un relato especial con el que hemos colaborado en la revista (ezine) de Fanhammer, el Goblin Panzudo número 16, con ya dos años entre nosotros. Nuestro relato se sitúa en el juego de Space Hulk, durante el Desastre de Secoris que mancharía el historial del Capítulo de los Ángeles Sangrientos. Espero que os guste el relato corto.

Sin más dilación, os dejo aquí el enlace para leer la revista entera que rebosa de contenido y además tiene un especial de Star Wars. 



RELATO

"Hermano, ¡cuidado!"

Las garras del Genestealer se hundieron en el yelmo del Ángel Sangriento provocando un reguero de sangre y un estrepitoso crujido. Lanzando el cadáver a un lado de forma poco ceremoniosa y abalanzándose hacia delante, el alienígena dispuso sus garras al frente, dispuesto a acabar con Publius.

"¡Muere, escoria!" gritó mientras su bólter disparaba una rápida salva que hizo impacto en varios puntos del cuerpo del xenos, reventándole y cubriendo las paredes del corredor de un icor púrpura viscoso. El Tiránido seguía arrastrándose hacia el Astartes con los dos miembros que le quedaban, mirándole fijamente con un gesto ansioso con el único ojo que le quedaba. Sus acciones no correspondían a un ser que hubiera recibido heridas tan letales pero fueron silenciadas cuando la bota del Marine Espacial se estrelló contra el cráneo del despojo alienígena.

Sin perder de vista los túneles, Publius cogió la munición restante de su hermano de escuadra con una breve reverencia y continuó por el corredor en dirección a la zona de evacuación. Juro por el Emperador que no serás olvidado, pensó mientras recorría el pasillo, perseguido por los susurros alienígenas y el raspar de las garras contra el metal de las paredes. Selló la puerta antes de que unas garras brutales se estrellaran contra ella, dejando tres gigantescos picos sobre sus planchas de plastiacero de 15 cm de grosor. Un rugido gutural resonó amortiguado por las gruesas placas mientras estas se estremecían por los golpes que iba recibiendo. Sin perder tiempo, Publius continuó su avance mientras su casco le mostraba en el visor el icono rojo de retirada que se había ordenado para todo el Capítulo.

El pasillo finalizaba en una plataforma que ascendía a los niveles superiores donde debía encontrarse el primer punto de encuentro. Esta subía pesadamente debido al peso del inmenso guerrero del Adeptus Astartes que tuvo tiempo de ver como reventaba la puerta sellada antes de que el elevador le hiciera abandonar aquel corredor maldito.

Al llegar, la estancia estaba a oscuras y no se detectaba presencia alguna de sus compañeros. Continuó la huida hacia la zona de evacuación de aquel horrible pecio que había costado las vidas de tantos y tan buenos hermanos de armas. No debía pensar en eso, su mente necesitaba estar alerta al máximo, cada sombra, cada ligero roce, cada crujido... podía ser uno de aquellos letales xenos que atravesaban las armaduras con tan pasmosa facilidad. Con su bólter en ristre y su aúspex pitando como loco por la presencia cada vez mayor de formas de vida xenos, Publius siguió avanzando por el corredor principal, escasamente iluminado por unas lámparas rojas. Este se finalizaba en una puerta blindada que se encontraba cerrada y a cuyos lados había tres hermanos de batalla ángeles sangrientos muertos y descuartizados.

Preso de una rabia apenas contenida, el Marine Espacial introdujo los códigos de apertura pero la puerta se hallaba bloqueada y sin energía. Lo que hubiera matado a sus hermanos debía andar cerca, pensó, y dándose la vuelta y apoyando el costado de su servoarmadura contra la puerta se giró hacia el pasillo, escaneando cualquier rastro de Genestealers.

"Aquí Publius, cuadrante Epsilon 3572, solicito ayuda para abrir la compuerta de seguridad bloqueada AAZR4, ¿alguien me recibe?"

La estática respondió a su vocomensaje y después brotaron un par de chirridos ininteligibles. Sin saber si su mensaje había sido recibido o no, lo envió tres veces más antes de detectar movimiento. Este se acercaba a una velocidad pasmosa, era muy ágil y más grande que él. Sus piernas se tensaron instintivamente mientras acercaba su bólter a su yelmo para afinar la puntería. Poco a poco la señal de aúspex se fue haciendo más fuerte hasta indicar que el alienígena se encontraba a dos escasos metros de él. Sin embargo, el corredor se hallaba vacío y ningún ruido llamó su atención. Fueron sus reflejos sobrehumanos lo que le salvaron del impacto de unas enormes garras quitinosas duras como el diamante que se incrustaron como una exhalación en los portones blindados a su espalda mientras flexionaba las rodillas y alzaba el bólter para abrir fuego. El Genestealer había surgido de un conducto de ventilación superior que estaba dañado, asaltándole por sorpresa y casi decapitando al Astartes como ya hiciera antes con sus hermanos Marines Espaciales.

Los impactos de munición bólter atravesaron la carne del ladrón de genes Tiránido para detonar en su interior, partiendo en dos y bañando a Publius de entrañas alienígenas. Una granada de fragmentación al interior y el conducto de ventilación se colapsaron sobre sí mismo, bloqueándolo.

"Repito: Aquí Publius, cuadrante Epsilon 3572, solicito ayuda" comenzó a decir el inmenso Astartes cuando por el final del corredor pobremente iluminado surgieron varias figuras que se movían con una agilidad imposible para la cordura humana. Sus miembros les permitían ir pegando brincos por las paredes y apiñarse formando una oleada de bocas dentadas y cuchillas asesinas de bordes afilados. Entonces el bólter tronó de nuevo, su traqueteo era contenido a duras penas por la estropeada servoarmadura de Publius, rajada en varias zonas y cubierta de arañazos. Las inclementes explosiones de munición explosiva empezaron a despedazar los cuerpos de los Genestealers que avanzaban hacia el guerrero de los Ángeles Sangrientos de una forma frenética y desquiciada. Los cuerpos iban cayendo y bloqueando el corredor mientras más y más alienígenas iban brotando tras ellos, ansiosos por masacrar a su enemigo.





Un cargador, dos, tres, la munición iba saliendo despedida a toda velocidad mientras Publius intentaba racionarla para acabar con la mayor cantidad de enemigos. Si iba a morir, vendería cara su vida. Cuando su último cargador cayó vacío al suelo, sumándose a la marea de casquillos, se preparó para lo peor, desenfundando su cuchillo de combate. Los Genestealers ya estaban a unos escasos diez metros de él y no tardarían mucho en alcanzarle pero ocurrió lo impensable. Las enormes puertas se abrieron, surgiendo de ellas un inmenso guantelete que agarró a Publius para apartarle del centro del corredor. Un intenso silbido fue convirtiéndose poco a poco en un potente rechinar y entonces dio paso a un zumbido portentoso al iniciarse la salva de disparos del cañón de asalto del Exterminador. Los proyectiles abrieron surcos de destrucción por todo el lugar, partiendo en dos y reduciendo a pulpa sanguinolenta de asqueroso icor purpúreo a todos los enemigos en sus trayectorias. El arma no dejó de disparar hasta que las puertas se hubieron cerrado casi por completo con todos los guerreros del Imperio tras ellas.

Roja como el magma, el arma cesó y la inmensa mole que era aquella armadura táctica dreadnought se volvió hacia Publius.

"Mensaje recibido hermano, el punto de encuentro está ahora en la zona de evacuación, vamos."

Ambos guerreros recorrieron el último tramo hasta la zona de huida, donde apenas cuatro decenas de Marines Espaciales restaban de los casi un millar que se habían lanzado a cumplir aquella misión de exterminio. Todos y cada uno abandonaron aquel horrible lugar. 

La misión había sido un fracaso, un fracaso que pasaría a ser conocido como el Desastre de Secoris y mancharía el orgulloso historial de servicio de los Ángeles Sangrientos, llegando casi a exterminar por completo a las fuerzas de combate del Capítulo.



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