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26 de abril de 2023

Asedio de Terra 3: El Muro exterior (The First wall) - Reseña (review)


Terra tiembla. Tras el bombardeo y los asaltos iniciales desatados durante los eventos ocurridos en la novela "Los Perdidos y los Condenados", llega el turno de abrirse paso entre las fuerzas imperiales. El objetivo esta claro: el espaciopuerto de la Puerta del León, la ruta de acceso más rápida para el grueso de las fuerzas traidoras; queda en manos de Perturabo hacerse con ello...

¡Acompañadme, compañeros profanadores, en esta reseña de la tercera novela del Asedio de Terra!


Contexto

El Aegis, la red de escudos de vacío protectores que protegen el Palacio Imperial, empieza a flaquear, y el enemigo está cada vez más a las puertas. Las fuerzas imperiales se repliegan mientras sus cañones no descansan masacrando a los deformes adoradores del caos por decenas de miles. Entre este caos, las fuerzas de los Primarcas Leales dan un paso al frente para evitar que los traidores se abran paso hasta el Palacio del Emperador: el enemigo está finalmente a las puertas. 


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La trama

-- Cuidado, SPOILER --

La guerra se extiende por los alrededores del Palacio Imperial, un complejo-ciudad del tamaño de un pequeño estado. El asalto de la Guardia de la Muerte liderada por Mortarion sobre la puerta Helios ha fracasado, sus fuerzas no han sido capaces de abrir brecha gracias a los restos del Aegis y las guardas psíquicas del Emperador impiden que los primarcas demonio puedan siquiera aproximarse a los muros. En el Sangre de Hierro, Perturabo revisa la información del Palacio buscando fallas en las defensas orquestadas por Dorn, planteando ataques coordinándolo con su Triarca (trío de oficiales de mayor rango de la legión por debajo del primarca).

Se produce entonces el asalto general sobre los defensores: Mortarion y sus fuerzas pasan a un plano más pasivo, esperando que sus subterfugios demoníacos y enfermedades de su dios les ayuden a tomar la puerta Saturnina. Por su parte, Angron está liderando ataques contra la puerta Helios. Los Hijos del Emperador, por su lado, atacan por oeste y norte; y los Mil Hijos apoyan a los hijos de la plaga en su avance. 

El asalto está siendo lento y costoso, poco éxito para tanto esfuerzo. Perturabo, mente pensante global de todo este asedio, sigue mirando las defensas y le da una pensada a un asalto sobre la Puerta del León, el mayor espaciopuerto de Terra, muy bien defendido, pero clave para un desembarco masivo de tropas en tierra sin riesgo de ataques desde tierra, y sin tener que hacer desembarcos a largas distancias, con la logística que ello conlleva. Quizás les cueste muchas de las fuerzas de su legión... pero ganar conquistar ese punto estratégico cambiaría las tornas...

Toda esta trama general está salpicada con la de Zenobi Adedeji, una soldado recién formada de una de las colmenas de África, donde se preparan para el combate tras meses fabricando tanques. Le dan el honor de portar el estandarte de si regimiento... y no fallará. Todo esto es para intentar mostrar el lado más humano y blablablá, que al final resultan ser fuerzas auxiliares para apoyar al Señor de la Guerra Horus. No aporta mucho más.

Volviendo a la acción, estamos en el Sangre de Hierro, previo al asalto a Terra. Perturabo convoca a su Triarca y se desarrolla un acalorado debate. Forrix queda apartado del "liderazgo" y Kroeger, un guerrero menos perspicaz y más agresivo en su planteamiento, será el que lidere el asalto contra el espaciopuerto de la Puerta del León junto a las fuerzas traidoras para que Rogal Dorn, Primarca de los Puños Imperiales, haga saltar la trampa que haya desplegado ahí pensando que será el propio Perturabo que la lidere.

Ahora vamos con Dorn, que junto a Rann y Sigismund, se reúnen con Malcador trece horas antes del asalto de los traidores contra los muros exteriores. Allí debaten sobre la defensa de la Puerta del León: Rann será quien dirija a las fuerzas de defensa allí; Dorn por su parte recela de la estrategia global, los traidores hacen uso de fuerzas de la disformidad, algo oscuro e imprevisible. Katsuhiro hace su aparición brevemente (este personaje aparecía en la novela previa, Los perdidos y los condenados) y te se nos relata como ahora tienen los soldados que lucharon en las defensas exteriores son confinados en zonas de cuarentena para infectados, ya que la Guardia de la Muerte ahora sirve al Dios de las plagas, Nurgle, y han lanzado maldiciones y podredumbre contra sus enemigos. Los propios soldados son los encargados de rematar a los muy infectados, incluso aunque les conocieran. Ahora Katsuhiro, que era más cobarde, tiene una misión: encontrar a los traidores infiltrados entre las fuerzas leales. Eso le dará fuerzas para seguir tras todo lo que ya ha vivido... (y esta subtrama no se desarrolla mucho más en este libro).

Pasamos a Rann, que se halla en el espaciopuerto; la novela se encarga de recordarnos la tremenda inmensidad de la estructura, casi de ciudad creada en vertical y altísima, donde los cruceros de las flotas imperiales pueden atracar; En esta parte de la trama se nos da más profundidad sobre este personaje y de como encontraron a su madre en Inwit y le marcaron como elegido  en ese mundo helado. Tras una evaluación de situación, dice tener que hablar con Dorn, ya que el asalto no será menor. Se intercala esta trama con otra parte de Zenobi yendo con su gente hacia su destinos mientras canta y te recuerda las miserias de Terra, donde comer fruta es algo místico y extremadamente excepcional. 

Las fuerzas de los Guerreros de Hierro se preparan entonces para lanzar su asalto al frente de un gran contingente de traidores. En vez de bombardear y asaltar, Kroeger planea un asalto frontal con el 80% de la fuerza blindada de los Guerreros de Hierro presentes en el Sistema Solar. Para ello, despliega millón y medio de morralla humana preparada para morir y absorber la munición del enemigo, y mientras los defensores centran sus disparos sobre ellos... bombardearles sin pensar en daños colaterales. Kroeger se reúne con los Devoradores de Mundos en su puesto de vanguardia frente a la Puerta de la Eternidad. Allí se encuentra con Khârn, y le ofrece una posición de ataque privilegiada en el asalto a la Puerta del León. Este le responde que solo le acompañarán si es en nombre del dios del caos Khorne. Finalmente Khârn acepta y Kroeger le indica que avise a su Primaria, derramarán sangre para su dios, juntos.

Comienza el asalto, los cañones martillean el espaciopuerto, haciendo que se sobrecarguen los escudos más exteriores; tras eso llega una vanguardia masiva de morralla traidora, que se lanza al ataque y los Puños Imperiales hacen de rompeolas mientras los soldados imperiales humanos retroceden a mejores posiciones defensivas. Formando un muro de escudos de abordaje, sierran y tajan a todo el que se acerca, llenando de fuego bólter a aquellos incautos que creen que pueden sobrepasarles. En dos horas, logran acabar con trescientos mil traidores... pero el grueso del asalto está por llegar. El bombardeo sobre la Puerta del León se divide, lo que sirve de aviso para que las legiones traidoras sepan que es su turno.

En Terra, el custodio Amon investiga la infección que al parecer se extiende por los muros exteriores y se enfrenta a una especie de humanos-zombi que brotan de los cadáveres infectados, unos seres humanoides deformes, veloces y agresivos, con pintas de Portador de Plaga pero sin ser demonios aún. Mata a muchos y pide ayuda porque uno se les escapa. Esto es preocupante, ya que algo se extiende en el interior de los muros... Keeler y sus seguidores, los precursores de la fe imperial y apóstoles del Lectio Divinatus, se enfrentan en el muro a los demonios y mutantes, repeliéndoles gracias a situaciones exotéricas. Amon habla con Valdor para vigilar si la tal Keeler esta  es una ayuda para su lucha o es enemiga interior... 



Parece ser que en sus rezos están invocando plagas y demás, ya que emplean términos diferentes a los habituales; alguien ha corrompido la fe del rebaño. Centrada gracias a la intervención del custodio, Keeler entra en su propia mente ya que debe ahondar en su fe y... se invoca a una Gran Inmundicia en la zona de los muros exteriores, que empieza a devorar, matar y vomitar bilis por doquier. Finalmente, gracias al poder de la fe de Keeler y a las armas de los custodios y Hermanas del Silencio, el demonio es derrotado sin más. Malcador incide en que quizás esta "fe" sí que pueda ayudarles en su lucha contra las entidades disformes. 

Volvemos a la Puerta del León. Forrix, miembro de la Triarca, lucha en las primeras oleadas de guerreros en el asalto al espaciopuerto, sobreviviendo a duras penas contra la tenaz resistencia de los Puños Imperiales. Sigimund se une para apoyar a sus guerreros, ya que Rann y sus tropas se están viendo sobrepasadas por las vanguardias de las Legiones Traidoras. Rann se enfrenta a Kroeger, quien le deja herido y solo sobrevive gracias a la intervención de Sigismund (este combate sería el de la portada del libro). Durante la intervención del primer capitán la nave de Perturabo atraca en el espaciopuerto y liberando más tropas en la Puerta del Leon. Dorn ordena retirada táctica a sus fuerzas.



La vanguardia traidora de Guerreros de Hierro e Hijos de Horus, liderados por Devoradores de Mundos, se abre paso por las galerías del complejo en su camino hacia el monorraíl de carga que pueda llevar a las fuerzas asaltantes hasta Terra. Khârn va al frente y no pasa mucho hasta que Sigismund y él cruzan espadas. Tras mucho intercambio de golpes y romperle parte de la armadura a Khârn, Sigismund cae de rodillas y parece que va a morir, ya que su oponente está insuflado de un poder que supera incluso al de un legionario estándar... sin embargo, Dorn hace su aparición estelar, que de un golpe descomunal de su espadasierra manda dando tumbos a Khârn.

La batalla continúa a su alrededor, y Abaddon, deseoso de enfrentarse a Dorn, es frenado por Layak, que va en su lugar. Layak y su tropa de esclavos de la espada hacen frente a Dorn que les va matando  uno a uno; el Apóstol Carmesí libera todo su poder disforme sobre Dorn y, tras rodear a al Primarca de los Puños Imperiales con sus poderes, este le parte por la mitad, provocando una explosión y lanzándole dando vueltas hacia atrás. Del cráter donde una vez estuvo Layak empiezan a brotar desangradores de Khorne, que se unen a la batalla. "Los demonios ya pueden manifestarse cerca de Terra" piensa Dorn, y apoyado y defendido por sus hijos ven llegar una Thunderhawk a lo más duro del combate. Abaddon por su lado en todo esto de los demonios y la corrupción no termina de cogerle el gusto, es traidor, pero ya esta parte de la traición...  



De la cañonera Thunderhawk salen los robots escoltas de Perturabo así como el propio Primarca. Perturabo y Dorn se miden los egos, pero la estrategia del Puño Imperial ha tenido efecto, muchas de sus fuerzas han ganado tiempo para retirarse a posiciones defendibles mejores. Dorn se retira en su nave mientras Perturabo proclama que destruirá todo en Terra, hasta la última piedra. El otro responde que solo es el primer muro de su fortaleza... entonces su nave despega y se marcha.

En este punto la Guardia de la Muerte se retira de los asaltos en tierra tras un mes de asalto ininterrumpido. Los Devoradores han bajado al planeta a sumarse de nuevo a su Primarca. Los Hijos del Emperador se han dispersado por el sur en busca de la captura de más prisioneros y no responden a los reclamos de Perturabo para coordinar el ataque, y el asedio por Terra continúa...


Opinión

El Muro Exterior... he tardado varios años en leerme esta novela. Intentaba ir al día pero cuando pensaba que iba a acabarla, yendo por 2/3 leídos, pensando que luego GW tardaba 6 meses o más en sacar la siguiente, decidí esperar, obtener casi todos los libros y retomarlo entonces. Ahora que hace poco cayó en mis manos el penúltimo volumen de esta trama del Asedio de Terra, he podido terminar esta novela. 

¿Qué decir de ella? Se nota que es muy Gav Thorpe en su formato y presentación de los elementos y la acción; en lo personal he de decir que no he leído aún nada de este autor que de verdad me guste. Tiene algo que hace que no termine de encajarme, el libro salta mucho de una trama a otra, haciendo que cuando vuelves a la previa hasta te hayas olvidado de qué narices estaba pasando en la anterior. En este caso, el libro está dividido en tres focos fundamentales: las fuerzas astartes traidores y su contraparte, el custodio Amon y el enemigo interior, y la subtrama de la tal Zenobi (y este último dudo, o espero que no, se continúe). 

Partiendo del fondo, el asedio, que es mi interés principal, la trama del custodio da un aire distinto al conjunto global y la verdad que encaja muy bien, pero la subtrama de Zenobi, a diferencia de en la novela previa, que te daba una visión a nivel "humano", más dramática y desesperanzada, aquí hasta me aburrió. Sufría la tentación de ni siquiera leerme esa subtrama llegado a algunos puntos. Sin embargo, el resto del libro es interesante como novela de transición. No tiene nada excepcionalmente relevante ni destacado; podría resumirse en una frase: los traidores se quedan con la parte superior del espaciopuerto. Y es cierto que sacarte casi 500 páginas para ampliar esa frase tiene su aquel.

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3 comentarios:

  1. ¿El blog sigue activo?

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    1. Me parece que no, o el autor se tomó un descanso. Hace días que espero el email a ediciones profanas y no obtengo respuesta alguna lamentablemente. :(

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