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17 de diciembre de 2018

[Trazfondo] Los incursores mutantes


Bueno lectores, por fin llegamos a la última entrada del trasfondo. Puede que aún me anime y transcriba mas material, pero este serán historias sueltas, de personajes o detalles.

Hoy vengo a hablaros de los últimos fieles al emperador, la segunda mitad de la expedición del mecánicus, estos no son cosplayers de orkos, sino humanos (Bueno más o menos) hechos y derechos.
Con un justo odio a los xenos, a los kavadores ( Por traidores) y ellos mismos (Por mutantes)
Aunque los orkos son los señores de Mekaburgo y dominan la mayor parte del Sokavón y las áreas circundantes, la mayor parte del planeta de Gorkamorka está fuera de su control. Existen unos pocos fuertes dispersos en los límites de El Gran Dezierto, y sin duda existen asentamientos formados a partir de esporas arrastradas por el viento hasta sitios lejanos, como las Kolinas Aullantes y las regiones volcánicas del Oeste. Sin embargo, ningún Orko habita en las vastas extensiones de desierto. Es desde estas regiones salvajes desde donde los peores enemigos de los orkos se lanzan al ataque, trayendo la muerte y la destrucción. Estas tierras yermas son los dominios de los mutantes.

El nacimiento de los mutantes.

Los archivos de los mutantes se remontan hacia el pasado hasta muchos siglos atrás. Al igual que los Kavadores, los mutantes pueden remontar su ascendencia hasta una antigua raza que dominaba los cielos y las estrellas. Mientras que los antepasados de los Kavadores se establecieron bajo tierra, los antepasados de los mutantes exploraron la superficie del planeta y viajaron en grandes naves hacia el espacio. Los antepasados de los mutantes no eran en absoluto como ellos, sino que tenían cuerpos hermosos, con miembros proporcionados, y eran felices con su uniformidad. Entonces llegó el día que el mundo se vio azotado por una tormenta, y los progenitores de los mutantes fueron expulsados de su orgulloso reino.

Los mutantes saben lo que les ocurrió a sus ancestros, y esa es la causa principal del odio que sienten hacia los orkos. Cuando la nave de los orkos fue arrojada del espacio y cayó sobre la superficie del planeta, también hizo caer el hogar de los mutantes entre las estrellas. Mientras que la nave de los orkos abrió un enorme surco en la superficie, formando lo que actualmente se conoce como el Sokavón, el hogar de los mutantes se estrelló en lo más profundo del desierto. La mayor parte quedó destruido en el impacto, pero el resto permaneció intacto, y sus ocupantes sobrevivieron. Aturdidos, surgieron de entre los restos de su hogar para observar el mundo que les rodeaba, y se encontraron con un paraje polvoriento en el que de día hacía un calor asfixiante, y de noche un frío glacial. En su lucha por la supervivencia empezaron a reconstruir su hogar, enfrentándose a los feroces vientos del desierto y el las tormentas de arena.

Estas tormentas no arrastraban sólo arena y polvo a través del desierto, sino también nubes de gases tóxicos procedentes de la nave estrellada a muchos kilómetros de distancia. La radiación saturó la atmósfera del planeta, extendiéndose como un sudario sobre el desierto. Lentamente al principio, pero incrementándose a cada generación, los antepasados de los mutantes empezaron a cambiar. Azotados por la virulenta combinación de radiación y restos químicos tóxicos que había en el aire, los antepasados de los mutantes notaron como sus cuerpos iban mutando. Muchos murieron, incapaces de soportar el terrible entorno en el que habían nacido. Sólo sobrevivieron los más fuertes, pero quedaron horriblemente cambiados. Sus deformidades eran diversas: algunos tenían el esqueleto torcido, miembros y ojos adicionales; a otros les cambió la estructura muscular o su piel se endureció hasta formar una capa de consistencia similar a la piedra. A medida que los más fuertes prevalecían, las siguientes generaciones mutaban aún más, y pronto los proporcionados miembros y rostros de sus ancestros fueron sólo un vago recuerdo. Nadie sabe con exactitud cuándo se consideraron por primera vez mutantes, pero fue algo que les causó furia y amargura. Lo que habían perdido marcó para siempre a la sociedad mutante.

Etervigila


A lo largo de muchos años de mutaciones, los mutantes se han esforzaron por restaurar su asentamiento hasta que tuviera algún parecido con su anterior esplendor. Utilizando sus habilidades técnicas, arreglaron las mamparas agujereadas, repararon los circuitos y buena parte de los daños causados al atravesar la atmósfera y chocar contra el suelo. El nombre del asentamiento fue olvidado, pero una de las generaciones, al explorar una nueva zona de su dominio, encontró un nombre. Entre los agujeros y las marcas de abrasión podían distinguirse unas letras: ETER...VIGILA..., y su base recibió este antiguo nombre.

Etervigila ha recuperado gran parte de su gloria anterior. El trabajo de siglos ha restablecido buena parte de sus circuitos de energía y otros sistemas, y lo que es aún más importante, los Muties han logrado tener acceso a los enormes bancos de memoria. Aunque mantener los generadores en funcionamiento es una lucha constante, para mantener los conductos de energía y reparar los frecuentes apagones y cortocircuitos, los mutantes han aprendido mucho sobre Etervigila y otras maravillas de la tecnología. Estos conocimientos han sido transmitidos a través de numerosas generaciones de Custodios.

Los nuevos datos obtenidos se han anotado cuidadosamente, y cuando ha sido posible, se han introducido en las bases de datos. Las antiguas letanías y ritos del conocimiento han sido transmitidas a los aprendices de los custodios, junto con una serie de pergaminos de la sabiduría. Gracias a este proceso de aprendizaje, los antiguos procedimientos y los secretos de los ancestros de los mutantes han permanecido vivos, y su conocimiento no se ha perdido.

La guerra del conocimiento y el justo castigo

Desde su primer contacto con los orkos, los mutantes han odiado a los pieles verdes. Al escuchar los relatos sobre lo sucedido al pecio espacial, los mutantes comprendieron que los orkos eran los responsables de que Etervigila se estrellara en el planeta. No sólo habían causado la destrucción del hogar de sus antepasados, sino que era el pecio quien les había corrompido y mutado a lo largo de generaciones, convirtiéndoles en las horrorosas criaturas en que se habían convertido. Este era un crimen abyecto, un acto tan vil que no podía existir la paz mientras un solo Orko contaminara el mundo con su presencia.

Además de la guerra contra los orkos, los mutantes prosiguieron la antigua búsqueda de sus antepasados: la búsqueda del conocimiento. Los mutantes recorren el desierto en busca de cualquier resto de tecnología que pudiera haber pertenecido a sus antepasados: antiguos campamentos, bunkers y reductos, y cualquier otra evidencia de su presencia. Los Custodios anotan toda esta información y la transmiten a sus aprendices, antes de comunicársela a los Cognoscenti, los responsables del mantenimiento y la actualización de los gigantescos bancos de memoria de Etervigila. Esta búsqueda también ha provocado numerosos enfrentamientos con los orkos, al luchar por conseguir restos dé' chatarra y aparatos de tecnología arcana.

Los Cognoscenti y la búsqueda


Los gobernantes de Etervigila se denominan Cognoscenti. Son ellos los que mantienen el sistema de los enormes bancos de memoria de Etervigila, y asimilan la información reunida por los incursores. Los Cognoscenti también eligen a los aprendices de los Custodios, y reciben los solemnes votos cuando uno de sus discípulos recibe el cargo de Profeta. Sólo los mutantes más valientes y fuertes se convierten en Profetas, un cargo que comporta honores y riesgos. Los Profetas que efectúan los votos frente al consejo de los Cognoscenti reciben la misión de continuar la Búsqueda.

Son los Profetas los que deben adentrarse en los territorios de los orkos en busca de objetos antiguos del pasado. Son ellos los que recorren el desierto en busca de otros mutantes, ya que hay bandas de hermanos dispersas que nunca han oído hablar de Etervigila, y que descienden de los mismos antepasados, pero quedaron separados de ellos en la época que Etervigila cayó del cielo. Los Profetas son los encargados de proseguir la Guerra del Justo Castigo contra los orkos, castigando siempre a los pieles verdes por su participación en la destrucción de los antepasados de los mutantes y la degradación de su sociedad. Sólo los más valientes inician la Búsqueda, y sólo los más decididos y capacitados sobreviven para contarlo.

Aquellos que consiguen suficiente fama durante su Búsqueda serán promocionados al deseado rango de los Cognoscenti. Serán iniciados en los más arcanos y antiguos secretos de los antepasados de los mutantes, y a su debido tiempo gobernarán Etervigila.

Magod

En la sociedad Mutante se adora una deidad lejana denominada Magod. Los lexicones de Los antiguos hablan de este poderoso ser que gobierna las estrellas. Estos cuentan que todo sucede por su voluntad. Los orkos han saqueado los dominios de Magod, y deben ser aniquilados. En el extremo superior de Etervigila se encuentra el Templo de Magod. Es una construcción soberbia, repleta de prodigiosas maravillas de la técnica que ni siquiera el más sabio de todos los Cognoscenti puede descifrar. Se dice que desde el Templo puede comunicarse directamente con Magod, pero todavía no se ha encontrado a alguien digno de ello.

La Profecía Astra, pronunciada por el Gran Magus Corvaz, habla de una época en la que surgirá entré los mutantes uno que tendrá la "Mente Iluminada de los Elegidos de Magod. Este individuo será capaz de utiliza el Templo de Magod para pedir ayuda contra los orkos. Magod vendrá con sus enormes ejércitos y exterminará a los orkos, a los Kavadores y todas las otras viles criaturas de la faz del planeta. En el momento de su triunfo, los mutantes recuperarán sus cuerpos originales, purificados de la abyecta vileza de los orkos, y ascenderán de nuevo a las estrellas y se regocijarán entre los brazos de Magod. Los mutantes siguen trabajando para que llegue ese gran día, y su paciencia es inagotable.

Bestias mutantes


Una de las facetas de las creencias de los mutantes son las razones por las que Magod les dio la espalda a sus ancestros y permitió que los orkos los expulsaran de los cielos. Los mutantes creen que sus antepasados, a pesar de su infinita sabiduría e increíbles conocimientos, se habían desviado de la senda establecida por Magod. En su búsqueda por la perfección mecánica habían perdido de vista sus propios orígenes orgánicos. Al negar su propia existencia e ignorar todo lo que no fuera una máquina, ofendieron a Magod. Dispuestos a no repetir los errores de sus antepasados, los mutantes han restringido su atención sólo a Etervigila. A diferencia de los sacrílegos orkos, los mutantes no intentan construir primitivos vehículos para viajar, sino que prefieren emplear los recursos que tienen a mano.

El más común de estos recursos es el de las Bestias mutantes. Las hay de todas las especies y razas. Algunas son enormes monstruosidades encadenadas a engranajes gigantescos, girando todo el día para hacer funcionar los generadores y proporcionar energía a Etervigila. También existen pequeños mensajeros alados que vuelan entre Etervigila y los puestos de vigilancia, con cápsulas con mensajes y órdenes en su interior atadas a sus patas. Los propios Incursores mutantes montan sobre Bestias mutantes especialmente elegidas por los Criadores Domestilai por su velocidad y resistencia. Un Mutante montado en uno de estos animales puede recorrer todo el desierto, incluso bajo el abrasador sol del mediodía, sin pausa y sin tener que parar a descansar. Las Bestias mutantes también se crían para proporcionar comida y ropa a los mutantes, y son un elemento esencial en la moderna cultura mutantes. Un Mutante que no cuide de la Bestia que le ayuda a sobrevivir tendrá una mancha sobre su honor.

Tecnología mutante

La sabiduría de los antiguos ha sido mantenida a un nivel muy alto por los Custodios y los Cognoscenti. Al enseñar a los aprendices oraciones como los Ritos de la Construcción, las Letanías de la Energía y los Paradigmas del Mantenimiento, los Custodios se aseguran que estos conocimientos no se pierdan jamás. Además de esta tradición oral, también existen las bases de datos de Etervigila, que crecen día a día, atesorando secretos que habían estado perdidos durante siglos. Los propios Custodios registran en los Pergaminos de la Sabiduría los nuevos datos que descubren. Los pergaminos más viejos datan de la época en la que fue fundada Etervigila y han sido escritos mecánicamente sobre páginas transparentes. Otros son similares a planchas brillantes sobre las que fluye el texto. La mayoría están escritas a mano sobre un simple papel de pergamino, y el deber de cada aprendiz de Custodio es asegurarse de que dispone de una copia de los Pergaminos de Sabiduría de su maestro antes de convertirse en un Custodio por derecho propio.

La tecnología de los mutantes es muy superior a cualquier cosa que los orkos puedan construir. La antigua tecnología les permite fabricar armas de potencia increíble, utilizando la energía de la luz, el calor y el plasma, de una forma que ningún Mekániko Orko podrá comprender jamás. Los Incursores mutantes reciben estas armas de manos de los Cognoscenti cuando inician la Búsqueda, y el Custodio se asegura de que estén constantemente en un perfecto estado de funcionamiento. Los mutantes también fabrican otros artefactos que les ayudan en la lucha contra los orkos y en su búsqueda de los conocimientos de los antiguos. Cada año que pasa, la llegada de Magod está más próxima y los conocimientos de los mutantes aumentan. Un día, Magod regresará, y los mutantes serán libres

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