Escudo de Baal - Nuevo trozo de trasfondo

"El Gran Devorador avanza... lentamente"

Muy buenas a todos los lectores de Profanus40k. Hace unos meses se anunció que el desarrollo de la versión en español de la campaña Escudo de Baal: Leviathan estaba en proceso. De momento está en pausa por el tema que capta toda nuestra atención, Warhammer Profanus. Sin embargo el borrador actual tiene ya más de 120 páginas traducidas de material y para que nadie pierda la esperanza de ver todo este maravilloso trasfondo en nuestro idioma, hoy os traigo otro pedazo de este maravilloso curre.

Los que no vieran o se perdieran la primera parte, pueden verla AQUÍ

Continuamos...

LOS MUNDOS ESCUDO DE CRYPTUS

Los mundos escudo de Cryptus formaban un floreciente baluarte para el Imperio, a pesar de que muchos de ellos estaban clasificados como poseedores de una radiactividad letal. Cada mundo tenía amplios recursos naturales; cuando tal riqueza está lista para ser obtenida, la determinación de la Humanidad no conoce límites. A lo largo de los milenios, las gentes del sistema no solo aprendieron a vivir bajo la luz de sus dos estrellas, a las que llamaron los Ojos de Cryptus, sino que además prosperaron.

El sistema Cryptus no tenía solo una amplia riqueza mineral y una fuente de energía ilimitada proporcionada por sus dos soles, sino que también tenía población. Todos menos uno de aquellos mundos eran tan hostiles que las únicas formas de vida que habitaban aquel sistema en gran número eran las tenaces legiones de la Humanidad. Desde los nómadas de Lysios hasta los habitantes de la imposiblemente grande ciudad de Phodia en Asphodex, los que vivían en los mundos escudo de Cryptus se habían adaptado a la crudeza de sus mundos e incluso habían logrado prosperar. Fue quizás este festín de biomasa humana lo que llamó la atención de los Tiránidos.

LA LLEGADA DEL GRAN DEVORADOR

Nadie sabe realmente como hacen las Flotas Enjambre para detectar a sus presas. Algunos en el Ordo Xenos creen que son atraídas por las ondas electromagnéticas de los soles que podrían albergar vida. Otros sostienen que sus sentidos son tan agudos que pueden percibir a sus presas incluso a distancias estelares. Una de las teorías más aceptadas dice que los Tiránidos siembran las galaxias que pretenden invadir con organismos de vanguardia. Estas progenies de avanzadilla y formas de vida asesina acechan en las sombras, aprendiendo acerca de las debilidades de su presa y llamando a los suyos para que conquisten el mundo. Todas estas teorías son meras conjeturas, sin embargo el Imperio sí ha comprobado que las Flotas Enjambre sí poseen un hambre voraz por todos los tipos de biomasa, sin distinción.

A finales del 41º Milenio, la terrorífica escala de la invasión de la Flota Enjambre Leviathan se hizo evidente. Tras las primeras conquistas, se pensaba que la Leviathan había concentrado sus ataques alrededor del Segmentum Tempestus. Sin embargo, era preocupante que a finales de 998.M41 se encontrara una parte de aquella flota, con nombre en clave Rama Criptoide, que se abría paso hacia un sistema binario en lo más profundo de la región de la Cicatriz Roja del Segmentum Ultima. La Ramificación había desviado su curso hacia el sistema Cryptus tras destruir por completo el planeta Vitria. Los informes, recabados tras las operaciones realizadas por el Militarum Tempestus que se enfrentaron a las formas de vida infiltradas, confirmaron que tenían la misma coloración que la Flota Enjambre que había asaltado el sector de Octarius. Las noticias sobre esta nueva invasión fueron transmitidas a los Altos Señores de Terra mediante varias fuentes astropáticas. El consejo de emergencia de los Altos Señores terminó en la primera votación unánime desde la Purga Negra del 993.M41. El Imperio debía fortificar el sistema Cryptus hasta donde fuera posible; aunque ningún Capítulo de Marines Espaciales podía prestar sus fuerzas para dicha labor por el momento, sus planetas se verían reforzados por los mejores regimientos que la colosal Astra Militarum pudiera proporcionar.

La Guardia Imperial sería la encargada de detener la Rama Criptoide antes de que continuara su avance a través de la Cicatriz Roja, pues su ruta iba encaminada directamente hacia el sistema Baal, un lugar de tremenda importancia para el Imperio. A pesar de que el mundo natal de los Ángeles Sangrientos estaba fuertemente defendido, el futuro del Capítulo no podía ser puesto en riesgo. Una vez que el avance de los Tiránidos se viera obstaculizado por el baluarte que formaba el Astra Militarum, el sector recibiría refuerzos una y otra vez hasta que el Imperio hubiera logrado exterminar toda presencia de la Flota Enjambre Leviathan del sector. Esta ramificación de la Flota Enjambre avanzaría hasta allí por el territorio imperial, juraron los Altos Señores; pero no pasaría de allí.

LA CICATRIZ ROJA

El área del espacio conocida como la Cicatriz Roja se muestra como un furioso tajo rojo en las cartas de navegación del Ordo Astra. Cada estrella entre sus límites era de coloración roja, como la sangre, y sus rayos portaban el beso de la muerte. Aquellos que vivían sin protección bajo alguno de aquellos soles se encontraba al poco con la piel ennegrecida y cayéndose a trozos, con los carcinomas por todo su cuerpo matándoles finalmente.

Para colonizar un mundo dentro de la Cicatriz Roja es un proceso largo y tortuoso. Aun así, el Imperio se resiste a dejar pasar una oportunidad de aumentar su poder. Aunque miles de millones de vidas fueron sacrificadas antes de encontrar una solución, al final el Imperio logró vencer a la maldición de la Cicatriz Roja. Destilando el elixir Satryx, un icor viscoso importado en grandes cantidades desde el sistema solar de Satys, la gente que habitaban en la Cicatriz Roja podían sobrevivir a la funesta radiación de su sol durante un periodo aproximado de cuatro décadas.

Cada planeta alberga sus propias teorías acerca del fenómeno de la Cicatriz Roja, que van desde la herencia de una antigua guerra al desagrado del propio Emperador. Durante milenios tras los primeros asentamientos, un velo de superstición se ha cernido sobre las formas de destilar el elixir Satryx, transformando dicha sustancia de medicina preventiva en un ritual sagrado. A pesar de los intentos de la Inquisición para evitarlo, hay un mito que persiste acerca de que la Cicatriz Roja se formó cuando un dios sangriento blandió su espada por el firmamento. Aunque las gentes civilizadas se burlan de tales ideas, explicaría al menos las altas tasas de asesinatos y genocidio que se producen en el interior de dicha herida estelar.

LOS OJOS DE CRYPTUS

Cryptus es un sistema solar inusual, incluso entre los que forma la Cicatriz Roja. Sus planetas orbitan no un cuerpo estelar, sino dos. Estas estrellas binarias son famosas por sus movimientos en espiral, similares a los de dos comentas enfrentados, con erupciones solares que azotan e incineran todo lo que se ponga a su alcance. Enlazados entre sí por unas inquebrantables fuerzas gravitacionales, los soles gemelos se rodean de forma circular entre sí como si fueran dos cortesanos en un baile de palacio, o más bien como dos depredadores estudiándose entre ellos antes de un combate. Nadie sabe realmente como las extrañas fuerzas que son producidas por estas estrellas afectarán a los planetas de su sistema de un año a otro, ni de los desastres naturales derivados de la infinita batalla entre las estrellas de Cryptus; tan solo que estas catástrofes serán destructivas en grado sumo. Como todos los cuerpos estelares de la Cicatriz Roja, estas estrellas binarias emiten una terrible cantidad de radiación. La explicación científica para este fenómeno hace mucho ya que ha sido olvidado.

En su lugar, las gentes del sistema Cryptus lo han afrontado volviéndose más y más supersticiosos. Estas gentes tienen su propia explicación para los destellantes orbes que se apoderan de su cielo cada mañana, llamándoles los Ojos de Cryptus. Creen que hay un malvado coloso rojo en los cielos, un gigante que habita la cúpula celeste que mira a los pecadores con una mirada cargada de odio. Aquellos que no llevan a cabo los rituales pertinentes serán quemados lentamente por la intensidad de su ira, con su carne ennegreciéndose y sus órganos siendo cocinados hasta formar una sopa sin vida. Tan solo sobrevivirán los verdaderos inocentes, dicen, y serán pocos y distantes entre sí.; Cryptus está siempre dispuesto a hacerles pagar caro su estúpida ignorancia. En verdad es que no son los inocentes, sino aquellos que poseen una mutación genética específica que les permite soportar la radiación de los Ojos de Cryptus. Este extraño avance evolutivo es mostrado sobre todo por la influyente dinastía flaxiana, y los aristócratas de esta rica dinastía se encargan de alimenta el mito de los inocentes.

Los agentes de la Eclesiarquía que primero llegaron al sistema Cryptus admitieron a regañadientes entre sí que aquellos soles rojos podían ser confundidos con un par de ojos. Alguna propiedad de su radiación electromagnética generaba la sensación de que aquellos bajo ella se sintieran observados y les provocaba un sofoco en la parte trasera de sus cuellos cada vez que notaban que dejaban de estarlo. La Humanidad, como siempre, se ha demostrado ser lo suficientemente resistente como para resistir tal sensación, incluso en su ignorancia. Las gentes del sistema se han acostumbrado, no solo a tomar su elixir anti-radiación, el Satryx, sino también a aceptar la mirada del terrorífico gigante que les observa con mirada juiciosa cada día. Para horror del Ordo Hereticus, algunos adoran a Cryptus como a una deidad pagana.