El mundo llora la sangre y muerte derramada sobre Prospero. Esta es la historia de los Mil Hijos, los hijos de Magnus el Rojo, el Rey Carmesí, el tuerto de Tizca, el Primarca psíquico, el fashion-victim... Acompañadnos a descubrir lo que llevó a esta legión por la senda de la condenación en esta nuestra reseña....
Contexto
Retrocedemos a un momento previo a la Herejía de Horus, a un momento donde la Gran Cruzada está en todo su esplendor y los ejércitos de la Humanidad se extienden por la galaxia conquistando los mundos para el Emperador. Es una era de épica, héroes y batallas, donde la gloria está a un paso. En este periodo comienza este relato, con los Mil Hijos en Aghoru, conocido como 28-16, un mundo abandonado por los Eldar hace mucho.
Trama
-- Cuidado, SPOILER --
La historia nos presenta dos historias paralelas: una la de los Mil Hijos, y otra la de los rememoradores imperiales. La primera la relataré extensamente, la segunda la resumiré: son 2 mujeres y 2 hombres, una mujer muere viendo el futuro de Prospero y sus historias, bueno, dan humanidad y calidez al relato pero para lo que veremos aquí poco importa. Uno de ellos escribe las cosas de Magnus pero ni siquiera él mismo entiende lo que escribe así que nada.
Parte I: Aghoru
Pues bueno, todo comienza en Aghoru, donde Magnus estudia el interior de una montaña, allí los habitantes del lugar piensa que está el mal que, para aplacarlo, debe consumir a sus muertos. En la parte alta de la misma, que el autor se esfuerza en recordarte que es descomunal, desmesurada y deforme, hay una meseta donde muchos titanes de batalla Eldar en estado durmiente aguardan al fin del universo. La cosa es que al final la cosa se descontrola y una especie de tentáculos negros surgen del interior de la montaña e infectan a estos titanes y todo lo que rodea la meseta. Los habitantes hacen suicidio en masa para intentar aplacar la ira de este mal pero este no se convence...
Los zarcillos negros invaden a los colosos Eldar y se lía un batallusco del quince pero... pausa, pausa, pausa. A ver Marauder, ¿no había mala sangre entre los Lobos Espaciales y esta gente? ¿Qué pasa con eso? Cierto. Los Lobos Espaciales han mandado un destacamento para avisar a Magnus de que Leman Russ le necesita en sus batallas de la franja pero este dice que está ocupado. Así que estos les acompañan al tema de la montaña y están presentes cuando se lía el petate. Entonces, estamos en la escena de los colosos matando marines cuando los Mil hijos empiezan a usar sus poderes y al final es Magnus, a base de poderes, el que se carga a todos los colosos. Es un goku pero en 30k.
Entran al interior de la montaña y se lían a matar tentáculos negros, que poco a poco van ganando a los Marines y han poseido a los pocos habitantes de Aghoru que no se han suicidado por sí mismos. Al final Magnus logra enfrentarse al demonio en una batalla muy bizarra y puf, todo solventado. Ahora van a ver a su hermano Leman y ayudarle en la guerra.
Resumen adicional de esta parte: Los Mil Hijos tiene problemas porque si se pasan de poderes mutan descontroladamente; Magnus ha hecho un trato con algo/alguien, un tal Tzeentch seguramente, para que sus hijos no muten; A los Lobos Espaciales no les gustan los Mil Hijos por usar tanto sus poderes, si fueran como sus Sacerdotes Rúnicos que son, por así decirlo, igual en cuanto a poderes pero lo hacen de a pocos, pues no pasaría nada.
Parte II: el Concilio de Nikaea
Avanzamos el reloj y llegamos a Ullanor, donde se nos contextualiza la situación y Magnus asiste a la proclamación de Horus como Señor de la Guerra. Entran en escena Custodios, Hermanas del Silencio, Mortarion, Sanguinius, Fulgrim, etc.
Tras eso se le llama a un concilio en Nikaea, donde en un volcán donde se ha hecho un anfiteatro se va a llevar a cabo la reunión para decidir el destino de los psíquicos. Al final queda reducido a un debate entre Magnus, Mortarion y paja: que se van a quitar los Librarium de las legiones (que no va a haber bibliotecarios). Esto disgusta a los Mil Hijos que se limpian el pandero con el edicto del Emperador y se vuelven a Prospero a seguir a lo suyo.
Sin embargo, Magnus ha visto algo en el éter, un atisbo de una gran traición... muerte, sangre... destrucción. Debe enclaustrarse en Prospero e investigar.
Parte III: Magnus la lía y muerte de Prospero
Magnus sabe que van a jugársela a Horus, le han herido y un tal Erebus le está embaucando para que se una al lado oscuro. Magnus fracasa en convencerle de seguir siendo bueno, así que solo queda una opción.
"Oh... my... god! Que horus va a traicionar al Emperador, debo avisarle. Convocaré a todos mis acólitos para mandar un super-chachi mensaje ultrapotente porque no me fio de los coros astropáticos. Es un plan sin fisuras ni lagunas, y yo soy muy listo, saldrá bien" - Con este pensamiento, Magnus emprendió la ardua tarea de informar al Emperador de la traición del Señor de la Guerra.
Lo hace pero al enviarse a sí mismo, solo cumple uno de los hilos de Tzeentch, romper el trabajo del Emperador y su sueño de una galaxia bajo el control de la Humanidad. La caga mucho y muy fuerte, descubre que todo el rato ha sido una marioneta de Tzeentch y queda patente que había hecho tratos con el dios del Caos desde mucho antes de la herejía. Así que en su infinita sabiduría decide que lo mejor es ocultar la verdad a todos y dejar que vengan los Lobos, con los custodios y hermanas del silencio a destruirles a todos (que en verdad solo iban a aprisionarles, pero Horus lanza sus hilos malvadosos).
Se lleva a cabo la batalla de Prospero: llegan los lobos, bombardean Prospero y matan todo menos la ciudad de Tizca, desembarcan y la batalla en las calles se vuelve demencial. Los Mil Hijos le dan rienda suelta a sus poderes y los que se pasan de listos acaban explotando o mutando en engendros del caos de forma descontrolada. Hay mucha muerte y destrucción, los Mil Hijos hacen lo que pueden pero sus propias bajas, debido a su uso descontrolado de poderes les hacen más de estorbo que de apoyo al final.
Cuando todo parece perdido en el último tramo de la batalla, aparece Magnus y se enfrenta a Leman Russ en una batalla frenética y demencial. Para que no sea tan sencillo como que Magnus use un poder disforme que haga estallar los ojos a Russ el libro dice que es que a Leman Russ los poderes de la disformidad le afectan poco, eso sí, los Lobos tienen wulfen pero... aquí no pasa nada, los herejes y mutantes son los Mil Hijos.
Finalmente Leman Russ le hace una llave de judo a Magnus y le parte la espalda de un rodillazo, enterneciendo el lomo del primarca rojo. este en su "último" suspiro dice unas palabras mágicas y todos los Mil Hijos desaparecen, apareciendo al poco en el planeta de los hechiceros, donde el problema del cambio de carne persiste (las mutaciones), pero esto ya se tratará en futuras novelas, microrrelatos, etc. FIN.
Resumen de esta parte: los Mil Hijos eran de Tzeentch desde siempre, ya que el dios del Caos tenía a Magnus agarrado por los mismos desde el comienzo. Lo que no sabemos es por qué no se lo contó al Emperador. Magnus hizo mal, doblemente mal. Leman Russ se quema el pelo en la batalla, ¿los primarcas no se quedaban calvos o es que estéticamente no quedaba tan bien?
Opinión
Magnus se equivocó.
El de los Mil Hijos es un gran libro para cualquier fan de Warhammer 40.000 (y de la Herejía de Horus): contiene notas acerca de los psíquicos, su papel en el imperio del hombre, las percepciones que estos tienen, cómo les corrompe el empleo de las fuerzas disformes... es un libro que toca muchos palos, habla de muchas cosas y da trasfondo y profundidad a muchos de los personajes más famosos de la Herejía de Horus.
Los Custodes, Hermanas del Silencio y Leman Russ tienen apariciones fugaces y quizás el comienzo sea un poco lento y pesado con tanta montaña y tanto rememorador llorón y emo. Sin embargo, aquí también se tocan todos los palos: es multiracial, poliamoroso (salen amores lésbicos, etc.) y nada queda discriminado. Solo que al final los listos son los que se llevan los palos, pero en serio, es un genial libro que ningún fan de la Herejía de Horus debería perderse.
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ResponderEliminarGracias por la reseña!
ResponderEliminarDe ná colega
EliminarMuy buena reseña, lo cierto es que Magnus se dejo pescar por Tzeentch incluso antes de conocer al Emperador al entregarle uno de sus ojos, luego siguió su camino consiguiendo cada vez mayores conocimientos, de forma que cuando ocurrió el Cónclave de Nikea había avanzado demasiado para retroceder, ademas al tratar de advertir al Emperador, Tzeentch le contacto y le dio el poder para lograrlo, sabiendo cual seria el resultado, por ultimo ante su derrota y la destrucción de su Legión Magnus decide ceder por completo al Caos convirtiéndose en el primer Primarca Demoníaco y ignorando que Tzeentch no ha terminado de jugar con los Mil Hijos. En pocas palabras fue su falta de confianza en el Emperador, su orgullo de creer que podían conseguir todo lo que se proponían y su ceguera al creerse que dominaban su propio destino lo que provoco su caída.
ResponderEliminarBuen resumen. Y bien explicado!
EliminarHombre... su falta de confianza en alguien que quiere ventilarse tu legión y clavarte para toda la eternidad en una silla sin retrete no mola nada XD
Eliminarla culpa es doble, la ignorancia de Magnus y el secretismo del emperador, ni a sus primarcas les avisa de que existen los dioses del caos, no les advierte del peligro de la diformidad, es mas culpa suya.
ResponderEliminarMagnus peco de sobervio y fue engañado, pero es leal a su padre incluso con su pesimo futuro como "pila".
Muerte a los putos lobos de mierdeeeer!!! jeje
Jajajajaja muerteeeeeerl!
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