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2 de octubre de 2015

Avance - Hora del Lobo, un Mundo Asediado (Trasfondo)


Muy buenas a todos nuestros lectores, hoy traigo para aquellos impacientes o que aún no le hayan echado el guante a los maravillosos libros de esta campaña que estamos trayendo al castellano, la primera parte del tercer libro de la saga de Sanctus Reach, la hora del Lobo, en la que se resume de una forma bastante acertada lo acontecido hasta el momento actual. Esta guerra tiene muuucha chicha. ¡Que disfrutéis este avance!

UN MUNDO ASEDIADO

La muerte ha llegado al mundo caballero de Alaric Prime. El titánico Waaagh de Mogrok, el Mutilador, se ha extendido por todo el planeta, sobrepasando a los defensores mientras arrasaba y saqueaba todo a su paso. Sin embargo, era solo el comienzo. 



El Waaagh Grukk había golpeado el sistema Sanctus Reach como un maremoto: Millones de Orkos se lanzaron a por Obstiria, el mundo natal del Capítulo de los Espadas de Obsidiana, aniquilando completamente a los Marines Espaciales. El mundo colmena de Ghul Jensen cayó poco después mientras el avance Orko parecía imparable. Finalmente, el reguero de destrucción llevó a los pielesverdes hasta Alaric Prime, un antiguo y retrógrado mundo caballero de océanos turbulentos, verdes islas y un montón de lúgubre penitenciarías. 

Advertidos de la amenaza en ciernes por sus Astrópatas, las casas Degallio y Kestren se pusieron manos a la obra. Se adentraron en la Montana Sagrada de Alaric Prime, pudiendo enviar así una señal de socorro gracias a los secretos guardados. Aunque las consecuencias de tal acción casi provocan una guerra civil entre las casas de caballeros, la situación quedó aletargada ante la llegada de las tropas de Cadia. El Castellano Stein lideró un masivo ejército de regimientos de Cadia sobre la superficie de Alaric Prime, con sus filas reforzadas con las tropas de Vástagos Tempestus del Schola Progenium.

Las fuerzas de Stein se distribuyeron por toda la superficie del planeta, cavando con velocidad para preparar las defensas a la espera de los Orkos. La fuerza principal de Cadia se concentró en la masa de tierra más masiva del planeta, la Isla Sagrada. Mientras, fuerzas más pequeñas fueron enviadas como refuerzo de las islas Kamata, Brahmica y Velemestrin; islas que conectaban con la Isla Sagrada mediante puentes naturales o creados por el hombre, que llegaban a los cientos de kilómetros de largo. También se posicionaron equipos de apoyo en instalaciones mineras, islas-refinería y complejos portuarios salpicados por los sulfurosos mares del planeta. Nadie podía prever donde sería el asalto inicial de los Orkos así que todo el planeta debía prepararse. Los regimientos, reforzados por la amenazante silueta de los poderosos Caballeros de Alaric Prime, cavaron trincheras profundas y apuntaron con sus armas a los cielos. A los pocos días unas falsas estrellas iluminaron la bóveda celeste, las destartaladas y oxidadas naves Orkas se estaban acercando.


LLUVIA DE CHATARRA
Millones de pielesverdes atravesaron la atmósfera, sus naves demostraron ser prácticamente indestructibles pues estaban enfundadas en un campo de fuerza con forma de burbuja. Las naves cruzaron las capas altas de la atmósfera antes de golpear la Isla Sagrada con toda su masa para vomitar mareas de pielesverdes vociferantes. Fue una invasión planetaria carente de sutileza y muy directa, que dejó a los defensores anonadados y un poco aturdidos. Creyéndose a sí mismos superiores a cualquier enemigo al que pudieran enfrentarse, los Caballeros de la casa Kestren cargaron directamente contra las masas Orkas. Aunque su muestra de valentía era admirable, no habían contado con la sanguinaria ferocidad del Kaudillo Grukk Arranka-Jetaz. Rodeados y superados por todos lados, los caballeros vieron como su carga se convertía en una masacre cuando un caballero tras otro iba cayendo ante los pielesverdes. Sin el apoyo de los caballeros, la línea de combate cadiana se vio rápidamente superada y tan solo tras la intervención de la afamada 1652ª de Cadia, la 'Hueste de Acero', se evitó el desastre absoluto. Los cadianos iniciaron un repliegue táctico aunque no pudieron pasar por alto el hecho de que una casa de caballeros había sido destruida sin que tan siquiera hubiera dado comienzo la guerra de verdad.

El impulso Orko había perdido la velocidad que poseía. Para lograrlo, el Castellano Stein llevó a cabo una estrategia para dividirles y poder erradicarlos por partes. Mientras que las fuerzas imperiales de las islas limítrofes mantenían sus posiciones, Stein se enfrentó al núcleo de la horda Orka mientras estos intentaban cruzar los dos puentes que se alzaban sobre el Río Hirviente. Desplegando a sus regimientos en una formación conocida por sus tropas como el Yunque de Stein, el comandante cadiano tenía previsto conducir a los Orkos hasta los puentes y aniquilarlos en masa. La batalla subsiguiente fue una autentica carnicería sangrienta: los Orkos murieron a millares mientras los poderosos proyectiles y disparos de rifle láser se estrellaron contra ellos. Los Ogretes marcharon sobre los puentes con sus escudos bloqueando el paso y parando la carga Orka en seco. Pero aun así cuando el Kaudillo Grukk entró en la refriega las tropas imperiales  empezaron a perder terreno. Peor fue cuando una horda de Orkos atravesó el río a través de un portal disforme, cayendo sobre las posiciones de artillería imperiales y haciendo que sus armas dispararan sobre las fuerzas de Cadia. La intervención de la Degallio pudo salvar la situación, ya que su fortaleza-isla desplegó una fuerza de ataque de Caballeros Imperiales justo en el flanco Orko. Los caballeros infringieron tremendas bajas a los pielesverdes e incluso lanzaron a las burbujeantes aguas del Río Hirviente al Kaudillo Grukk y a su séquito de nobles, y cuando los cadianos se hubieron retirado los caballeros se replegaron.

La cosa parecía tener un destino incierto para las fuerzas de Alaric pero la semilla de la traición estaba germinando entre las filas Orkas. Cuando las fuerzas imperiales se congregaron en las laderas de la Montaña Sagrada, las hordas Orkas se dispusieron a dar su golpe final. En lo más crudo del combate, el Kaudillo medio-hervido Grukk cargó directamente una vez más y se encontró con que alguien había desactivado el campo de fuerza de su karro de guerra. Enfrentándose a la ira de los guardaespaldas de Stein y al ancestral caballero Gerantius, Grukk quedó atrapado en un brutal torrente de fuego, impactos de granada y explosiones de plasma antes de acabar siendo aplastado por su propio vehículo, lanzado sobre él de una forma poco ceremoniosa.


GUERRA DE AZTUZIA
A raíz de la caída de Grukk, la horda Orka se sumió en el caos. Los Orkos estaban sin líder, peleándose entre ellos en su lucha por el poder. Stein aprovechó dicha situación, aislando a una horda Orka tras otra y exterminándolas sin piedad. Sin embargo los hombres del Imperio no sabían que, aun cuando pensaran que podían alcanzar la victoria, estaban todos siendo dirigidos por las aviesas estratagemas de Mogrok el Mutilador. Hacía tiempo que este 'desmejorado' Mekániko ansiaba hacerse con el oxidado trono de Grukk y ahora por fin estaba luchando por hacerse con él. Esta fase en la lucha por Alaric Prime llegaría a ser conocida como 'Guerra de Aztuzia' y durante dicho periodo pudieron verse artimañas Orkas realizadas de forma constante y con bastante eficiencia, para ser Orkos. El botín era el eje de los planes de Mogrok. 

Sus Zakeadorez y Achicharradorez se lanzaron sobre cada batalla para reclamar y reciclar los restos dejados por los combates. Al ver que Mogrok era el líder que más y mejores batallas llevaba a cabo (y que las ganaba), las tribus se unieron a él. Las fuerzas imperiales se vieron privadas de refuerzos gracias a emboscadas bien planificadas y por el empleo de trampas explosivas cuando los Komandos Hachaz Zangrientaz hacían detonar los depósitos de municiones. Peor aún, Mogrok estaba concluyendo la construcción de una poderosa súper-arma: la Garra de Morko. Este dispositivo se apoderó de un comenta a su paso cerca de la órbita del planeta y cambió su rumbo para que colisionara contra la Montaña Sagrada.

Una incursión desesperada llevada a cabo por el Tempestor Prime Whitlock y sus Vástagos Tempestus saboteó la Garra de Morko, permitiendo que el cometa desviara su curso de colisión mientras las fuerzas imperiales se retiraban a la Montaña Sagrada. A modo de respuesta ante la desesperada situación de los defensores, los sistemas de la montaña se activaron para revelar una poderosa fortaleza escondida en su interior. Mientras esto ocurría, a su alrededor se formó un profundo abismo que fue rápidamente rellenado con las hirvientes aguas subterráneas. En la recién revelada Fortaleza de Alaric, las fuerzas imperiales pudieron encontrar refugio ante la tormenta que estaba a punto de estallar. 

La ofensiva final de los Orkos comenzó, y los cadianos y caballeros supervivientes se defendieron con todas sus fuerzas. Sin embargo, Mogrok tenía más estratagemas en la manga y las fuerzas de Cadia tan solo podían observar incrédulas como una nave Orka era puesta de nuevo en órbita para colisionar contra el meteorito. Golpeado de vuelta a su trayectoria contra la Montaña Sagrada, el cometa se abrió paso por los cielos hasta estrellarse contra el lateral de la montaña. En una explosión similar al provocado por un torpedo ciclónico, el impacto provocó un tremendo terremoto, rugiendo en todas direcciones mientras masacraba a cientos de miles de guerreros de ambos bandos. E incluso en medio de toda aquella devastación, muchos de los que combatían habían sobrevivido. 

Los soldados del Imperio que se encontraban en lo más profundo de la Fortaleza de Alaric quedaron protegidos ante la furia del impacto; sujetando con fuerza sus rifles láser mientras se miraban los unos a los otros con los ojos de par en par mientras los pasillos se estremecían y las luces tintineaban frenéticamente. En el exterior, los Caballeros Imperiales habían reaccionado con desinteresada nobleza y activaron un ancestral protocolo que activaba los escudos iónicos de unos y otros entrelazándolos. A pesar de que muchos tuvieron que dar la vida por tan heroica hazaña, el resto se mantuvieron firmes pese a estar frente a la explosión, con una gran cantidad de sus aliados cadianos cubiertos tras su blindaje y salvando la vida. En cuanto a los Orkos, Mogrok no es de los que lanzan un meteorito sobre su propio ejército sin planear las consecuencias de tal acción; los Orkos estaban protegidos por masivas cúpulas de campos de fuerza donde ahora se apiñaban. A medida que los aturdidos supervivientes se alzaban de nuevo quedó patente que había sobrevivido una gran parte de la horda Orka.

Fue entonces cuando cayó una nueva lluvia de estrellas atravesando las humeradas. Cuando se posaron sobre la superficie del planeta surgió un aullido; entonces todo volvió a ser fuego y caos de nuevo.

5 comentarios:

  1. Gran noticia!

    PD: He sido papi hoy mismo así que salvo ratos cortos con el móvil como ahora... estaré unos días sin leeros, por motivos obvios

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    1. Enhorabuena a ti y a Alocada Wolfen. Seguramente sean más que unos días pero es lo que toca. Suerte!

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    2. Muchas gracias! xD Ya hemos vuelto al 100% por aqui jeje

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  2. Yo no me leo nada,que prefiero esperar a que salga,esto es un mono,muchas gracias por vuestro trabajo!

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